Iglesia de la
Virgen de la Carrasca
Se cree que en 1212 un pastor encontró a la Virgen en una carrasca y en el mismo lugar donde se produjo la aparición, los monjes templarios de
Castellote ordenaron construir una
ermita y, ya a finales del siglo XIII, un
convento. A este
santuario acudían en
procesión vecinos de las localidades de Castellote,
Cuevas de Cañart, Villarluengo,
Tronchón,
Mirambel y
Olocau del Rey hasta que el Arzobispo de
Zaragoza prohibió alguna por el caos que se producía en tales encuentros. En 1737 se reformó el interior. En la sacristía se conservó como reliquia un fragmento de la carrasca donde hubiera aparecido la Virgen.
Es una iglesia de traza original
gótica, si bien en el siglo XVIII se realizaron modificaciones y ampliaciones que transformaron especialmente la cubierta y el aspecto interior. Tiene una sola nave y
capillas entre los contrafuertes, que al parecer fueron construidas en una segunda fase en alguno de los tramos de un
claustro anexo, que formaba parte de un conjunto conventual con establos,
bodegas y otras dependencias de las que todavía se pueden rastrear algunos restos. La
torre se sitúa a los pies de la nave.
En el interior destaca la
capilla gótica de
Santa Lucía, que es el elemento de mayor interés de la iglesia; está cubierta con
bóveda de crucería de nervios y
capiteles historiados. Todo el interior presenta una profusa decoración pictórica fechada en 1719, en torno a la cual se han elaborado diversas teorías esotéricas. También se conserva en el interior una viga decorada con pinturas de estilo
gótico lineal perteneciente a la primera iglesia.
La leyenda sobre los orígenes de la iglesia encaja en los esquemas de creación de otros
santuarios marianos del Maestrazgo en la Edad Media. Una Virgen
románica tallada en un tronco de madera es encontrada cerca de algún elemento natural o asociada a él: el Llovedor en el caso de la Virgen del
Agua de Castellote, una zarza en el caso de Aliaga y una carrasca en
Bordón.