Calaceite tiene su origen en la época de la dominación musulmana. Se cree que el topónimo de Calaceit proviene de Qal' a Zeid, (
castillo de los Zayd, notable
familia que se estableció en estas fértiles tierras del Matarraña) y se formó en el entorno de una fortaleza que da nombre a la parte alta del
pueblo. Por lo que hace referencia a los restos de esta época, sólo se han encontrado escasos restos en las partidas del
Molino Nuevo y del Molino Viejo, en los azudes que dan la entrada de
agua de las acequias que riegan las
huertas.
Pero el término municipal es especialmente rico en yacimientos arqueológicos. Los restos más antiguos son los proporcionados por las pinturas rupestres de la Vallrovira y las del Mas de l'Avogat. En el Canyaret de Palissetes se ha encontrado un sepulcro colectivo del neolítico.
El hombre en la prehistoria habitó esta zona, abundante en
caza y
pesca, dejando frecuentes muestras de pinturas rupestres descubiertas por el arqueólogo Juan Cabré en 1919. (Calapatar, barranc dels Gascons, grabados rupestres en la Vallrovira).
También son interesantes las huellas de la
Roca Caballera (mesa de rituales) y las construcciones funerarias de els Villalongs.
Fueron abundantes los poblados ibéricos en el entorno de Calaceite (Tossal Redó, els Castellans, Sant Antoni...), pero quedaron destruidos en el período de romanización del país. Son del mayor interés los restos del poblado ibérico de
San Antonio, que pueden visitarse con fácil acceso.
En 1132 Alfonso I, el batallador conquistó Calaceite a los árabes, los cuales volvieron a recuperarla hasta que la volvió a conquistar Ramón Berenguer IV en 1149, con la ayuda de Bernat de Cambrils, que rápidamente actuó como primer señor del lugar. Aunque parece ser que la conquista definitiva la realizó Alfonso II el Casto entre 1168 y 1169. Heredaron los derechos señoriales de Bernat de Cambrils su hijo y su yerno Rollan de Cambrils y Dalmau Cañelles. El 1209 los señores de Cambrils retornaron sus derechos señoriales sobre Calaceite al rey Pedro II el Católico, el cual los otorgó al obispo de Tortosa (Corona de
Aragón).
De 1180 a 1428 es el período de dominación de la Orden de Calatrava, a cuyos caballeros recurrió Alfonso II para reconquistar de nuevo el territorio que se había perdido con las incursiones árabes desde los
puertos de
Beceite. Dicha Orden adquirió el dominio de Calaceite en 1271, y con la finalidad de atraer nuevos pobladores a la villa, otorgó una interesante carta de población en la que se concedían una serie de derechos y privilegios y se constituía la base del futuro gobierno municipal.
De 1428 a 1452, pertenece al Señorío de Juan de Navarro y Francisco de Ariño. En 1452, el Cabildo de la
Catedral de Tortosa
compra el Señorío de Calaceite a los Ariño, hasta que en 1836, con la desamortización, Calaceite quedó libre.
En el año 1644, los ejércitos de Felipe IV en sus guerras contra
Cataluña (1640-1651), destruyeron, saquearon e incendiaron Calaceite el 25 de Mayo. La
iglesia del s. XII quedó destruida, así como la mayoría de los
edificios. Esto explica que muchos de ellos fueran restaurados en el s. XVIII en un período de paz y expansión económica.
A mediados del siglo XVII, época de guerras y enfermedades, como la peste del 1625, la villa, al inicio de la Sublevación de Cataluña (1640), fue hostil a las tropas franco-catalanas, las cuales la saquearon e incendiaron, incluso robaron el
reloj de la
torre del antiguo templo, produciéndose una reducción de la población.
A partir del fin de siglo, el
comercio del aceite era próspero y los arrieros llevaron los productos hasta lugares lejanos. Las
ferias de
Santa Lucía adquirieron gran importancia y acudía gente de toda la comarca y también de las vecinas. Fue también una época de importantes construcciones, como la actual iglesia y las
capillas de la Madre de Dios del Pilar y de San Antonio.
Esta época de prosperidad se cortó a principios del siglo XVIII con la guerra de Sucesión. Calaceite se decantó por el bando del archiduque Carlos y las fuerzas de Felipe V prendieron a sangre y fuego la villa, muriendo muchos de sus defensores y arruinando de nuevo la población.
El siglo XVIII fue económicamente positivo y, en el inicio del XIX, la Guerra de la Independencia no tuvo una incidencia importante en Calaceite, exceptuando las fuertes contribuciones que se tuvieron que pagar a los franceses y a las tropas del país. En el 1823 Calaceite se liberó del dominio del capítulo de Tortosa y se convirtió en cabeza de un partido judicial, capitalidad que perdió pronto en favor de
Valderrobres.
Calaceite vivió con especial intensidad las Guerras Carlistas, igual que toda la comarca, ya que se produjeron hechos de armas destacados.
La Guerra Civil también fue vivida con intensidad por la población, ya que fue la primera población en que las milicias del Frente Popular venidas desde
Barcelona encontraron en su avance resistencia armada organizada. La entrada de las tropas republicanas en el pueblo, después de un intenso tiroteo, el 25 de julio del mismo 1936 provocó varias decenas de muertos, la mayoría fusilados, así como el incendio de los edificios religiosos y del
Ayuntamiento.
Seguidamente el sindicato libertario de la CNT instauró un régimen de colectivizaciones y persecuciones por motivos religiosos o ideológicos, que perduró hasta la entrada de las tropas franquistas en la
primavera del 1938. Este último hecho significó la muerte de algunos republicanos y el exilio de muchas
familias, principalmente hacia
Francia.
CALACEITE: v. con ayunt. dé la prov. de
Teruel (42 horas), part. jud. y adm. de rent. de Valderrobles (4), aud. terr. y c. g. de
Zaragoza (30), dióc. de Tortosa (13): SIT. en llano a la falda de un
monte, la combaten principalmente los vientos de E. y O. y goza de un CLIMA saludable, siendo las enfermedades que más comunmente se padecen las gástricas, catarrales y carbuncos. Tiene sobre 500
CASAS distribuidas en varias
calles y
plazas, además de la municipal y la cárcel, una
escuela de primeras letras, dolada en 3,300 rs. vn., concurrida por 68 discípulos, y otra para las niñas con 1,700 rs. de dotación y 74 alumnas: tiene también una igl. parr. (la Asunción) competentemente servida, y un
cementerio que se halla en paraje ventilado; los vec. de la pobl. se surten para beber y demás usos domésticos de las
aguas de varias
fuentes que brotan en el térm., y hay además 2 grandes valsas de las cuales la una sirve también para estos usos, y la otra para
abrevadero de bestias y
ganados, y abastecer 3
molinos de aceite, uno de pertenencia particular, otro de propios y otro que correspondía al cabildo de la c. de Tortosa. Confina por N. con
Fabara, por S. con Valderrobles; por E. con Arens, y por O. con
Valdeltormo, encontrándose en su circunferencia 3
ermitas dedicadas a Sta. Ana, San Cristóbal y San Antonio Abad, algunos cas. o masadas y un desp. llamado los Escasos en el que se descubren vestigios de una pequeña pobl. El TERRENO es secano y sus tierras buenas y de mediana calidad; no le cruza r. alguno ni tiene
montes notables; cría algún arbolado y bastante
olivar con algún viñedo, y yerbas de pasto para los ganados. Los
CAMINOS conducen a
Valencia y Zaragoza como igualmente a los
pueblos inmediatos, y se hallan en regular estado. El
CORREO lo recibe por balijero de la administración de Alcañiz; llega los martes y sábados a las 6 de la tarde, y se despacha los lunes y viernes a las 8 de la mañana. PROD.: trigo, vino, aceite, pocas legumbres y escasas
frutas; cría
ganado lanar y cabrío en corto número, y abundante caza de perdices, conejos y liebres. IND.: la de los molinos de aceite que quedan referidos, la de otros 2 harineros y las artes mecánicas más indispensables, COMERCIO: se extraen algunas de sus prod. como aceite y algún vino, y se importan los art. que hacen falta: en los días 13, 14 y 15 de diciembre de cada año, celebra una
feria, cuyo principal tráfico lo forma el ganado. PORL.: 601 vec., 2,404 almas.
* Diccionario geográfico – estadístico - histórico de
España y sus posesiones de Ultramar. Pascual Madoz, 1847.