POBLADO IBÉRICO DE
CALACEITE SAN ANTONIO
Poblado ibérico de San Antonio tuvo dos fases de desarrollo: una, inicial, correspondiente a los siglos V y IV a. C, y otra posterior en el siglo III a. C.
Este poblado ibérico bajoaragonés se ubica sobre un estratégico cerro, cercano a la población turolense de Calaceite, desde donde se domina un extenso territorio. Fue declarado Bien de Interés Cultural ya en 1931. Fue excavado desde 1903 por el arqueólogo calaceitano Juan Cabré y posteriormente, entre 1915 y 1920 por P. Bosch Gimpera, del Institut d´Estudis Catalans.
En el sector noroeste se ha conservado una gran balsa que tenía el propósito de recoger
aguas de
lluvia a fin de abastecer las necesidades de
agua de los habitantes.
En el sector suroeste, Juan Cabré sacó a la luz los conocidos como "Departamentos 1 y 2" que destacaron por sus singulares características y contenido y de los que hoy apenas si se conservan restos.
En el Departamento 1 aparecieron sobre un banco corrido perimetral con unas 30 concavidades que debieron servir de apoyo a grandes vasos cerámicos. En el centro de la habitación se situaba un pedestal rodeado de otras 10 depresiones, lugar que se ha interpretado como un ara o
altar. En los espacios libres entre estas depresiones o concavidades se encontró un gran número de restos cerámicos y metálicos. El Departamento 2 tenía una disposición similar. A ambas dependencias se accedía a través de
escaleras talladas en la
roca.
El acceso al poblado se hacía desde el norte, como actualmente, donde hubo dos
puertas, una en la zona superior y otra junto a la balsa y
torreón de la zona baja.
Las viviendas eran de planta rectangular y se ordenaban en
terrazas a lo largo de varias
calles empedradas dispuestas en la ladera y cima del cerro. El conjunto de
edificios estaba rodeado por una
muralla de la que sobresalían
torreones defensivos. Los muros de las
casas tenían un zócalo de
piedra de mampostería sobre el que se erigían las paredes de adobe o tapial. Las viviendas se apoyaban unas en otras, aprovechando los desniveles naturales del terreno, especialmente la zona más baja del poblado, donde pudieron alcanzar una altura de dos plantas. En su interior se habilitaron mediante la construcción de tabiques de adobe, distintos espacios de habitación, cocina, almacén y otras dependencias.
El poblado calaceitano tuvo dos fases de desarrollo: una, inicial, correspondiente a los siglos V y IV a. C, situada en la parte más elevada del cerro, y otra posterior, fechada en el siglo III a. C., que amplió el primer núcleo de ocupación construyendo nuevas alineaciones de viviendas dispuestas en terrazas adaptadas al terreno y rodeándolas de una muralla, torreones y otras estructuras defensivas. El final del hábitat en el cerro de San Antonio coincida probablemente con la llegada de los
romanos a la zona, a finales del siglo III a. C.