La
casa consistorial se construyó a principios del s. XVII entre 1609 y 1612 por el cantero Pedro Pizarro. Es de
arquitectura renacentista. En la planta baja tiene una lonja y una cárcel (que forma parte de la Ruta de las Cárceles del Mezquín-Matarraña).
El primer piso es de planta noble y alberga las dependencias municipales y el
Salón de Plenos con un oratorio de 1613, un
altar recientemente restaurado y un crucifijo de madera del
Santo Cristo al cual se acudía en rogativa de
lluvias. También conserva un importante fondo de pergaminos y otros documentos desde el siglo XIII.
En el
patio se conserva una clave
gótica procedente del antiguo templo parroquial, un relieve de la segunda mitad del s. XV y la antigua
cruz gótica que se trasladó desde la
plaza Nueva.