2-CALAMOCHA (QALAMUSA)-TERUEL
Calamocha, en árabe Qalamusa fue un importante Iqlim en la época musulmana durante el periodo de los siglos IX al XI y pertenecía a la Cora de Santaveria.
Está ubicada en la Comunidad Autónoma de Aragón, en la provincia de Teruel y en la comarca del río Jiloca y a una distancia de 74 km de la capital Teruel.
Aunque actualmente Calamocha constituye el núcleo principal, está formado por once núcleos de población o pedanías como Collados, Cuencabuena, Cutanda, Lechago, Luco del Jiloca, Navarrete del Río, Nueros, Olalla, el Poyo del Cid, Valverde y Villarejo de Olmos.
Desde la antigüedad fue el lugar elegido como tránsito de la calzada romana que unía a Zaragoza y a Córdoba y de aquella época se conserva aún el puente romano sobre río Jiloca.
Tras la invasión musulmana en el 711, los árabes eligieron este lugar para la fundación del municipio al que llamaron Qalat Musa que significaba “la Fortaleza de Musa” por el nombre del fundador. En este lugar permanecieron aquí cuatro siglos hasta la conquista cristiana, desarrollando un complejo sistema de regadíos.
En esta tierra situó el Cid Campeador su campamento, concretamente en el alto de El Poyo y fue el lugar donde se libró la batalla de Tevar entre Rodrigo Díaz de Vivar El Cid Campeador y el Conde de Barcelona Ramón Berenguer II.
Sería Alfonso I El Batallador rey de Aragón quien incorporara estas tierras a su reino en el año 1123 repoblándolo con gentes procedentes de Navarra y de Vasconia.
El año 1222 tuvo lugar el encuentro entre D. Jaime I El Conquistador y el caballero Pedro de Akones, quien se oponía a los planes de expansión del primero hacia el Mediterráneo en la conquista del reino Valencia (Balansiya).
El 16 de diciembre de 1706 en la Guerra de Sucesión española se dio en este lugar la batalla entre los partidarios de Felipe V de Borbón y el Archiduque de Austria tras la muerte del rey Carlos II El Hechizado. La suerte en aquel entonces favoreció a la fuerzas del Archiduque Carlos de Austria dejando el lugar sembrado de cadáveres de ambos lados.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías de los famosos guerrilleros Barber, Cantarero, Villacampa y Nebot quien dirigían sus partidas de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de Aragón.
En el año 1833, Javier de Burgos ministro de Fomento realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Calamocha, dentro de la provincia de Teruel en la administración comarcal de Aragón.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Calamocha es ocupada por el bando nacional pero posteriormente por el bando republicano.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernando; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía.
España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.
Calamocha, en árabe Qalamusa fue un importante Iqlim en la época musulmana durante el periodo de los siglos IX al XI y pertenecía a la Cora de Santaveria.
Está ubicada en la Comunidad Autónoma de Aragón, en la provincia de Teruel y en la comarca del río Jiloca y a una distancia de 74 km de la capital Teruel.
Aunque actualmente Calamocha constituye el núcleo principal, está formado por once núcleos de población o pedanías como Collados, Cuencabuena, Cutanda, Lechago, Luco del Jiloca, Navarrete del Río, Nueros, Olalla, el Poyo del Cid, Valverde y Villarejo de Olmos.
Desde la antigüedad fue el lugar elegido como tránsito de la calzada romana que unía a Zaragoza y a Córdoba y de aquella época se conserva aún el puente romano sobre río Jiloca.
Tras la invasión musulmana en el 711, los árabes eligieron este lugar para la fundación del municipio al que llamaron Qalat Musa que significaba “la Fortaleza de Musa” por el nombre del fundador. En este lugar permanecieron aquí cuatro siglos hasta la conquista cristiana, desarrollando un complejo sistema de regadíos.
En esta tierra situó el Cid Campeador su campamento, concretamente en el alto de El Poyo y fue el lugar donde se libró la batalla de Tevar entre Rodrigo Díaz de Vivar El Cid Campeador y el Conde de Barcelona Ramón Berenguer II.
Sería Alfonso I El Batallador rey de Aragón quien incorporara estas tierras a su reino en el año 1123 repoblándolo con gentes procedentes de Navarra y de Vasconia.
El año 1222 tuvo lugar el encuentro entre D. Jaime I El Conquistador y el caballero Pedro de Akones, quien se oponía a los planes de expansión del primero hacia el Mediterráneo en la conquista del reino Valencia (Balansiya).
El 16 de diciembre de 1706 en la Guerra de Sucesión española se dio en este lugar la batalla entre los partidarios de Felipe V de Borbón y el Archiduque de Austria tras la muerte del rey Carlos II El Hechizado. La suerte en aquel entonces favoreció a la fuerzas del Archiduque Carlos de Austria dejando el lugar sembrado de cadáveres de ambos lados.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías de los famosos guerrilleros Barber, Cantarero, Villacampa y Nebot quien dirigían sus partidas de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de Aragón.
En el año 1833, Javier de Burgos ministro de Fomento realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Calamocha, dentro de la provincia de Teruel en la administración comarcal de Aragón.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Calamocha es ocupada por el bando nacional pero posteriormente por el bando republicano.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernando; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía.
España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.