Este lugar recóndito y aislado fue elegido por la orden de los Carmelitas Descalzos de la provincia de
Santa Teresa (que incluía los reinos de
Aragón y
Valencia) para fundar en 1680 un gran
convento en el que los frailes carmelitanos pudieran gozar de un ambiente de paz y retiro espiritual.
Detrás del Convento se puede apreciar
Calanda y tambien la Central Térmica de Andorra.