La
iglesia dedicada al arcángel
San Miguel se ubica junto a la
muralla y al antiguo
hospital de
Cantavieja. Se adscribe a la tipología característica del
gótico levantino: iglesia de nave única cubierta con
bóveda de cañón apuntado y cabecera poligonal de cinco lados cubierta con bóveda de crucería, cuyas nervaduras apoyan en ménsulas con cabezas de ángeles. La cabecera fue completamente construida en
piedra sillar muy bien tallada, en la que abundan las marcas de cantero.
El elemento más interesante del interior de la iglesia es un sepulcro de alabastro situado en un lateral de la cabecera, conocido tradicionalmente como sepulcro de San Miguel y documentado por Sofía Sánchez Giménez como correspondiente a Gonzalo de Funes. El sepulcro, enmarcado por un
arco apuntado con crestería
gótica sostenido por dos angelitos portando
escudos, apoya sobre cuatro leones. En el frontal presenta cuatro escenas en las que aparece la ceremonia fúnebre, con diversos representantes eclesiásticos. Sobre el sepulcro, en el interior del arcosolio, hay
placas de alabastro que completan la iconografía funeraria de la parte inferior, con la representación del alma del difunto elevada a los
cielos por ángeles.
En el exterior, la
portada se encuentra en el lado de la Epístola. Es abocinada, de
arcos ojivales que enmarcan un arco adintelado, en el tímpano hay una
hornacina destruida. Se encuentra en el interior de un atrio con tres arcos apuntados sobre
columnas octogonales. A él se abren dos
ventanas rectangulares de gran derrame con decoración de celosía en piedra, única iluminación del interior de la iglesia.