José Sueiro Martínez y Antonio Vázquez Martín se convirtieron ayer en protagonistas gracias a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y a la federación de enseñanza de Comisiones Obreras de Orense. Ellos, que fueron tras la Guerra Civil testigos directos del magisterio español, representaron a los maestros perseguidos durante la contienda y la posterior dictadura. Álex Portela, uno de los organizadores, recordaba que estos dos ourensanos fueron fruto del plan profesional de la Segunda República y que sus carreras las vino a desbaratar la guerra. Así, llegaron a las aulas en pleno franquismo y hoy son testimonio vivo de la docencia de esa época. Y también de la que vino después. El primero se jubiló en el colegio de Mende. El segundo, en el Curros Enríquez. El objetivo de este homenaje, en palabras de otro implicado, José Cabañas, era el siguiente: «Hacer una mínima justicia a las víctimas de la barbarie y la ignominia, a quienes se comprometieron con su país para sacarlo de la ignorancia y el analfabetismo, a aquellos cuya causa fue el acceso de todos a la educación y la cultura». Para los Sueiro la enseñanza es cosa de familia. José Sueiro es hijo de Manuel Sueiro, que dirigió la Academia General, fue perseguido, enviado a prisión e inhabilitado para la docencia. Es, además, hermano de una mujer con renombre en la enseñanza ourensana, la ya fallecida doña Pacita, a la que recuerdan los centenares de ourensanos que pasaron por el colegio Sueiro, en la calle Parada Justel. Y ayer estuvo arropado por su sobrino Gonzalo Iglesias Sueiro, delegado de Educación en Orense. Cuestión de genes.