La fachada del Bar Club no es muy bonita pero la recepción es calurosa, y el jagantino que no recibió fue siempre muy atento a nuestras curiosas solicitudes.
El Bar Club no tiene ciertamente historias del pasado de mi familia , pero es allí presente, vestigio de una vida al ralentí, pero de una vida que no quiere morir.
Fuimos acogidos por los jagantinos de una manera extraordinaria, agradables y atentos en busca de nuestros recuerdos pudieron responder a nuestras interrogaciones