La villa estuvo habitada en época visigoda, como lo demuestran los hallazgos hechos en sus alrededores. También quedan
edificios que traen su origen desde los árabes.
Durante la Reconquista el
pueblo mostró su mayor auge económico llegando a ser uno de los más importantes de
Teruel.
Las Parras estuvo bajo la soberanía de
Castellote, que a su vez estaba gobernado por los Caballeros Templarios, y así lo demuestra el
castillo templario que se encuentra en Castellote. Poco después conseguiría su independencia de Castellote.
Tuvo su importancia en las Guerras Carlistas, dada su situación cercana a la población de Castellote, que fue donde se concentró uno de los frentes más importantes. Las partidas del Maestrazgo y
Aragón eligieron a Manuel Carnicer como su jefe en febrero de 1834. Tras su fusilamiento en abril de 1835 tomó el mando su segundo, Ramón
Cabrera, quien dio ánimos a las fuerzas carlistas sobre las fuerzas liberales, de forma que en 1836 Evaristo
San Miguel conquistaba para los isabelinos, Cantavieja. En 1837 Cabrera consigue reconquistar el territorio perdido y en enero de 1838 conquista Morella, a la que convierte en capital de su administración, extendiendo su territorio por Aragón, norte de
Valencia y sur de
Cataluña. Sin embargo, el fin de la guerra en el norte hizo que Espartero llegara a
Zaragoza al frente de 44.000 hombres en octubre de 1839 y estableciera su cuartel general en
Mas de las Matas. Cabrera consigue mantener la resistencia hasta el 30 de mayo de 1840 cuándo Espartero conquistó Morella y Cabrera se dirigió a Berga.
En el siglo XX, al igual que muchas otras villas, la gente que vivía de la
agricultura emigró a la ciudad en busca de fortuna, lo que causo un deterioro importante del número de habitantes y, por tanto, del servicio.