Desde su conquista por Alfonso II hacia 1169, la
historia de
Mirambel estuvo ligada a las órdenes
militares: primeramente fue concedida a la orden del
Santo Redentor y en 1196 pasó a la orden del Temple, formando parte de la encomienda de
Cantavieja. También destaca como núcleo importante carlista en el siglo XIX.