LA CEREMONIA DEL "ZAFRÁN"
La recogida del "zafrán" tiene algo de ceremonia ritual: despedir el buen tiempo; estar unidos; competir y echar un poco de aceite en la lamparilla del recuerdo donde se teje el pasado de un
pueblo.
Antiguamente, había
baile y
noches sin dormir a la luz de la luna de octubre cuando el
campo comienza a ponerse serio. Entonces el azafrán era trabajo y jolgorio. Hoy es trabajo y recuerdo.
LA
MATANZA
La matanza del "cochino" es otra de las
costumbres que
Peracense no ha dejado en el olvido.
Como si de un rompecabezas se tratara, las "nueras", el peto, la papada, el blanco, el solomillo dulce, van saliendo, a golpe de cuchillo. Un número casi de magia llamado matagorrino
LOS MAYOS
Hasta hace unos cinco años, Peracense celebraba, como en muchos otros
pueblos de la
Sierra de Albarracin, los Mayos.
Constituía una de las
fiestas importantes de la
primavera. Se celebraba la
noche del 30 de abril, entonces los mozos, en ronda, recorrían las
calles, cantando a las mozas su hermosura, ensalzando las excelencias de su cuerpo.
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Su historia está escrita en piedra. La documentación fidedigna gira alrededor de la historia de su imponente castillo. Cuando documentamos el pueblo con su castillo, estamos ya en la Baja Edad Media. El nombre de Peracense ha ido evolucionado con el paso del tiempo. En los documentos medievales se le llama indistintamente Piedrasolez, Piedraselz, Perasenz y Perasens. Son variaciones gramaticales sobre un mismo tema etimológico, pues califica y define el paisaje que rodea y circunda a esta antigua localidad, agreste y rocoso como pocos.
