Tenía 5 años cuando fuimos, desde Montalbán, un 25 de julio a pasar el día de Santiago a orillas del río. Fuimos en uno de los camiones de mi padre. Antonio Herrera Martin. Recuerdo perfectmente nuestra acampada en la arboleda al otro lado del río. No estuvimos mucho rato alli, apenas habíamos empezado a comer, se desató una tormenta impresionante. Recuerdo como se recogió todo, pero cuando fuimos a cruzar el río hacia el pueblo, las aguas nos rodearon. Yo iba a hombros de un hombre al que le llegaba el agua al pecho. Por fin, alcanzamos la orilla. Recuerdo la cocina de una casa en donde nos dieron una sopa caliente y pudimos secar la ropa. Irónicamente comentaban los mayores que solo se había perdido un tenedor. Alguien recordó que al apóstol Santiago se le conocía como ‘el hijo del trueno’ y que por eso siempre había tormenta ese día. Siempre me he preguntado que porqué vino esa señora con nosotros si ya sabía que íbamos a tener tormenta. Recuerdo nuestra vuelta a Montalbán en el mismo camion conducido por mi padre. Tenemos fotos de los desprendimientos de rocas sobre la carretera. Recuerdo perfectamente que mi padre paró. Todos bajamos y nos pusimos a quitar piedras de la carretera. Después, cómo mi padre pasó el camión, muy despacio y con cuidado, después nos subimos todos y llegamos a Montalbán. Sería el año 1942 o 1943.