Durante los siglos XIX y XX, la localidad continuó creciendo más allá de sus fronteras. Pascual Madoz relata que a mediados del siglo XIX Rubielos de Mora estaba compuesta por «550 casas de regular construcción, cercadas por una tapia ó muro de poca solidez; las calles son llanas y bien empedradas, con 4 plazas denominadas de los Toros, del Carmen, del Sol y de la Sombra; en el centro de la del Carmen hay una fuente ó surtidor de agua, de la cual se sirven los vecinos».3 La burguesía terrateniente ostentaba un papel preponderante, como así lo atestiguan los edificios señoriales que todavía hoy se conservan.
Las diferentes contiendas de la historia reciente tuvieron repercusión en Rubielos. Así, durante la Primera Guerra Carlista, en septiembre de 1833, el general Carlista Cabrera entró en Rubielos y mantuvo una encarnizada lucha con la guarnición de la localidad. Saliendo finalmente victorioso, acabó con la vida de 72 defensores, entre urbanos y provinciales de Ciudad Real.
En el contexto de la Guerra Civil, cabe reseñar que en Rubielos existió un aeródromo de la República, emplazado en el centro del valle, siendo el centro de operaciones la Ermita de los Santos Mártires Abdón y Senén; el templo fue acondicionado para salón de reuniones y se habilitaron las construcciones colindantes como almacenes, vivienda, cocinas, enfermería, sala de radio y refugio. Dicho aeródromo, como todos los de la zona, cayó en manos del ejército de Franco entre marzo y abril de 1938.
Tras la guerra, el «maquis» tuvo especial relevancia en la zona. En mayo de 1947, la guerrilla hizo estallar una carga explosiva bajo la vía férrea que unía Rubielos de Mora con Mora de Rubielos, quedando interrumpido el tráfico ferroviario durante diecisiete horas. Días después volvía a estallar otro artefacto entre las estaciones de Barracas y Rubielos de Mora, interrumpiendo la circulación en el Ferrocarril Central de Aragón. El 15 de mayo del mismo año, hombres de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA) entraron en Rubielos, ocupando las calles y repartiendo propaganda.
El importante patrimonio de Rubielos ha propiciado que en 1980 la villa fuera declarada conjunto histórico-artístico y que, tres años después, recibiera el premio «Europa Nostra», además de medallas de turismo del Gobierno de Aragón y un Premio Nacional del Ministerio de Transporte, Turismo y Comunicaciones.
Desde 2013 forma parte de la Red de Municipios más bonitos de España.
Las diferentes contiendas de la historia reciente tuvieron repercusión en Rubielos. Así, durante la Primera Guerra Carlista, en septiembre de 1833, el general Carlista Cabrera entró en Rubielos y mantuvo una encarnizada lucha con la guarnición de la localidad. Saliendo finalmente victorioso, acabó con la vida de 72 defensores, entre urbanos y provinciales de Ciudad Real.
En el contexto de la Guerra Civil, cabe reseñar que en Rubielos existió un aeródromo de la República, emplazado en el centro del valle, siendo el centro de operaciones la Ermita de los Santos Mártires Abdón y Senén; el templo fue acondicionado para salón de reuniones y se habilitaron las construcciones colindantes como almacenes, vivienda, cocinas, enfermería, sala de radio y refugio. Dicho aeródromo, como todos los de la zona, cayó en manos del ejército de Franco entre marzo y abril de 1938.
Tras la guerra, el «maquis» tuvo especial relevancia en la zona. En mayo de 1947, la guerrilla hizo estallar una carga explosiva bajo la vía férrea que unía Rubielos de Mora con Mora de Rubielos, quedando interrumpido el tráfico ferroviario durante diecisiete horas. Días después volvía a estallar otro artefacto entre las estaciones de Barracas y Rubielos de Mora, interrumpiendo la circulación en el Ferrocarril Central de Aragón. El 15 de mayo del mismo año, hombres de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA) entraron en Rubielos, ocupando las calles y repartiendo propaganda.
El importante patrimonio de Rubielos ha propiciado que en 1980 la villa fuera declarada conjunto histórico-artístico y que, tres años después, recibiera el premio «Europa Nostra», además de medallas de turismo del Gobierno de Aragón y un Premio Nacional del Ministerio de Transporte, Turismo y Comunicaciones.
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