Albarracín es un
pueblo fronterizo entre Castilla,
Aragón y
Valencia, donde recibió varias influencias. Más vertical que horizontal, una amalgama de
calles imposibles, cuestas empedradas, estrechos callejones,
casas que guardan una coherencia cromática donde el visitante encuentra una
arquitectura tradicional serrana, casonas y
palacios medievales, grandes balconadas de vieja maderas, portones, herrajes,
rejas forjadas, aldabones,
hostales rurales,
restaurantes y
tiendas para turistas sin estridencias,
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