
JOSÉ AGUILAR MARTÍ Autor de un libro sobre
La
historia de
Santolea
Salió de Santolea en 1963 y sólo pudo volver hasta 1970, porque el
pueblo fue expropiado para construir un gran
pantano. Volvió dos años después para ver cómo derribaban una a una las
casas, sin que nadie sepa aún el porque. Ahora ha escrito una Historia de Santolea.
SANTOLEA
“Quiero que las generaciones futuras sepan que Santolea existió”
Sus “Apuntes de Santolea” hablan de la vida y de las gentes del pueblo
“La Historia de los
pueblos no se puede leer si antes no hay nadie que la escriba”.Esta categórica afirmación, pronunciada por el bibliotecario de Alcañiz, Ignacio Micolau, cuando José Aguilar preguntaba en el Archivo municipal por libros que se hubieran escrito sobre Santolea, le hizo meditar tanto que decidió recopilar datos e historias (que él humildemente denomina “Apuntes”) sobre la localidad en la que nació en 1934 y que abandonó rumbo a
Barcelona el 18 de octubre de 1963. Dice que en su pueblo siempre temieron por el desalojo de Santolea (los últimos vecinos lo abandonaron en 1970) a causa del pantano. Lo que son las cosas, si para la gente del
valle del Guadalope el pantano fue su salvación, para los de Santolea fue su
ruina.
-Para que ha decidido escribir esa Historia?
-Para que las generaciones del futuro sepan que existió un pueblo que se llamaba Santolea, donde vivieron gentes, y que tenía
rincones,
plazas y que tuvo su Historia. En Santolea solo quedan cuatro casas en pie, todo lo demás son
ruinas, porque decidieron derribar el pueblo. Yo explico donde estaba la
iglesia, el
ayuntamiento, la
ermita de
Santa Engracia…es decir, hablo de la vida sencilla de un pueblo donde vivía gente sencilla.
-¿Cómo era la vida?
-Una vida normal de pueblo que pasabas en el
campo entre semana y paseando con los
amigos los domingos. También era una vida barata, porque cuando ibas al
bar te tomabas una gaseosa que te costaba una peseta.
-¿Vuelve a menudo?
-Santolea es paso obligatorio. Paseamos y nos acordamos de momentos, puntos concretos,
fincas. Es una forma de recordar.
-¿El desalojo fue duro?
-Si que lo fue. Sobretodo dolió ver como nos tiraban el pueblo. Les dieron un plazo de 10 meses para hacerlo, pero creo que tardaron un poco más, por eso se debieron dejar tres o cuatro casas en pie.
-¿Cuándo comenzaron a marcharse?
-La expropiación del pueblo se produjo en los años 60, aunque los últimos en marcharse, los mas reacios, lo hicieron en 1970. Después en febrero de 1972 comenzaron a tirar las casas, aunque antes, en ese lapso de dos años entraron en acción los depredadores, que se llevaron muebles, vajillas,
puertas…En 1974, lo único que quedaba era la iglesia, que la volaron con siete cargas de dinamita.
-¿Por qué la tiraron?
-Yo lo que me pregunto es porqué tiraron el pueblo.
-¿Y tiene respuesta?
-Supongo que para asegurarse de que nadie volvería e intentaría vivir en nuestro pueblo. Ahora solo hay ruinas, y para saber donde estaba tu
casa tienes que tomar puntos de referencia.
-Los vecinos de Santolea no deben tenerle mucho cariño al pantano…
-El pantano hizo desaparecer el pueblo. Empezó a construirse entre 1925 y 1930. Entonces se cerró la
fábrica de mantas y muchos de los que cultivaban gusanos de seda y lino tuvieron que irse. Acabaron con el pueblo, pero no con sus vecinos que quedaron desperdigados por distintos pueblos y ciudades, pero que siguen ahí y siempre serán de Santolea.
-¿Adonde fueron?
-Los trabajadores se fueron a Barcelona, y los propietarios, con el dinero que les dieron por las expropiaciones de sus fincas, compraron
campos en Alcañiz, en
Zaragoza o en
Huesca. También hubo alguno que decidió marcharse a Sudamérica a hacer fortuna. Uno de estos se despidió para la eternidad, porque dijo que si le iba bien no volvería, y que si le iba mal tampoco tendría dinero para volver.
Ser de Santolea “es como estar desarraigado”
“Es como estar desarraigado”, afirma José Aguilar, porque Santolea no sólo es un pueblo abandonado como otros, o un pueblo hundido bajo las
aguas de un pantano. Santolea es un montón de ruinas en un alto de un
monte cercano al
embalse. Un embalse que por lo menos lleva el nombre del pueblo que sacrificó, en honor a sus gentes y a sus vidas.
A parte de las
piedras que aún no han sido expoliadas, en el pueblo queda en pie la ermita de Santa Engracia, que en opinión de José Aguilar, “acabará cayéndose”. El
calvario también era “el segundo mas valioso de toda la provincia de
Teruel, después del de Alloza”, porque “cada una de las 14
estaciones tenia una
capilla que mantenian las
familias acomodadas del pueblo”.
La ermita, el Calvario, la
fiesta de la Encamisada (en las
fiestas de
San Antón de enero) quedarán para siempre en el recuerdo de aquellos que vivieron parte de sus vidas en Santolea. Para que la tengan en cuenta sus hijos y nietos están los Apuntes escritos por José Aguilar.
"DIARIO DE TERUEL"
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