¡Ole, Ole, y Ole! a las bellezas, con clase y categoria, ¡màs bonita que ninguna! decian los hombres al verla pasar, su sonrisa hera un regalo para el alma, su mirada alegre y luminosa, daba paz al corazòn, y su voz al escucharla acariciaba el hoido, su piel hera aterciopelada, y sus mejillas como rosas sonrosadas hera tan bondadosa, noble, e integra, que no tenia picardia ni maldad, pero hera muy lista e inteligente, ¡yo tube la suerte de conocerla en Barcelona! ¡Pisa morena, pisa con garbo! que ... (ver texto completo)