¡Las almadías! (armadías). Tiempos felices aquellos en que los almadieros venían río abajo trayendo troncos del Pirineo navarro hacia Cataluña y detenían su descenso atracando las almadías a las orillas de Alcalá para comprar provisiones y, sobre todo, para llenar las botas con el espeso vino tinto de Borja que conseguían a buen precio en la taberna del tío Patrona. Lindo espectáculo para todos pero sobre todo para los chicos que soñábamos poder acompañarlos algún día en lo que imaginábamos como un viaje maravilloso.- Eduardo Víctor García Rios.