A esta fuente venían las chicas con un cántaro o con dos botijas, a por agua, y ¡que casualidad! casi siempre se encontraban con algún chico que venía del campo o de la era y paraba en el pilón a dar agua a las mulas.
Otras veces, justo a la hora en que determinada chica estaba llenando los cántaros o las botijas en esta fuente, había cierto chico que se daba cuenta de que sus mulas tenían una sed espantosa y se sacrificaban y las llevaban a beber agua al pilón.
Otras veces, justo a la hora en que determinada chica estaba llenando los cántaros o las botijas en esta fuente, había cierto chico que se daba cuenta de que sus mulas tenían una sed espantosa y se sacrificaban y las llevaban a beber agua al pilón.