No se lo que tiene Aniñón, pero la verdad es que cuando voy por este pueblo, siento una paz, una serenidad y un relax, maravilloso. Es un lugar ideal para cargar las pilas. Subir a la sierra, pasear por esas laderas, coger rebollones, setas o lo que sea, el caso es respirar aire puro. He encontrado alli a la persona más maravillosa del mundo, y junto a esta persona a una nueva familia. Cada día estoy mas enganchado a Aniñón, a su vino, a sus chuletas, a su longaniza, y como no, a su aceite. Ojala sea para siempre.