Hacia 1964, ángel Ibáñez no tenía equipo. Se trasladó a
Asturias junto a Jesús Manzaneque a correr varias carreras. No ganaron ninguna y, por tanto, tampoco ingresaron dinero. A la vuelta de Asturias, ángel se hospedó en
casa de su hermano (Torrejón de Ardoz) y comentó que iba a dejar la
bicicleta (estaba desmoralizado). Su hermano le animó, se fueron a Casa Macario (famosa
tienda y taller de
Madrid) donde había una bicicleta en venta de Federico Martín Bahamontes. La compraron (costó 8.000 pesetas).
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