Soy canario y por cuestiones de trabajo tuve que viajar cerca de
Belchite este fin de semana. No quise dejar de acercarme al lugar donde llevaron a mi padre a luchar por no se qué causa y donde, de sus 23 compañeros de formación, sólo él sobrevivió. Aquí murieron cientos o tal vez miles de canarios a más de 2000 kms de su tierra, y a sus cuerpos se les dió sepultura sin despedida de sus
familias. La huella que esta masacre dejó en mi padre no se le llegó a borrar nunca, y marcó para siempre su carácter.
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