Unos atribuyen el origen de
Bordalba a la conquista
romana de un poblado celtíbero al
amanecer, al borde del alba (Bordalba); otros dicen que el nombre proviene del
color de algunos cerros que la rodean, blancos naturalmente, y que al estar en la frontera o borde de
Aragón, se le llamaría frontera blanca o al borde de los
montes blancos o albos. Otro posible origen sería del árabe "burya" que significaría fortaleza, fortín,
torre. Pasando los conquistadores cristianos a llamarle la torre o fortaleza blanca por su posible color claro. Varios
pueblos no muy lejanos a Bordalba podrían tener el origen es esta palabra árabe como: Borja, Bureta, Berdejo, Bordejé etc.
Perteneció al arciprestazgo de
Ariza en 1279, y al obispado de Sigüenza hasta 1955, en que pasó al de Tarazona.
En el
castillo de Bordalba, el día 21 de enero de 1296, Alfonso de la Cerda se entrevistó con Jaime II buscando apoyo de Aragón en sus pretensiones al trono de Castilla. En el convenio de Bordalba, los enemigos de Fernando IV acuerdan el siguiente reparto: Alfonso de la Cerda sería nombrado rey de Castilla, el infante don Juan rey de
León,
Galicia y
Sevilla, Jaime II recibiría el reino de
Murcia y el infante don Pedro (hermano del anterior) diversas ciudades castellanas.
Al estar en la linea fronteriza sufrió numerosas conquistas, tanto por parte del reino de Castilla como por la de Aragón. Sufrió conquistas en 1357, 1450, 1452 y 1475, la última durante las banderías del conde de Medinacelli contra Guillén Rebolledo de Palafox, en la llamada Guerra de los Pedros.
LA GUERRA DE LOS DOS PEDROS
El primer tramo de la frontera castellano-aragonesa quedó fijado a la muerte de Alfonso I el Batallador, entre 1135 y 1137, correspondiendo con la "
extremadura" soriana. A partir de allí, el resto de la línea fronteriza fue pactado.
Cuando Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón se enfrentaron entre 1356 y 1369, no estaban en
juego tierras que pudieran afectar a la integridad del reino aragonés. La "guerra de los dos Pedros" constituyó un episodio más de otra de más ancho alcance geográfico y de mayor duración, la "guerra de los Cien Años", dirimida fundamentalmente entre
Francia e Inglaterra. Aragón y Castilla formaron parte de ella como aliados de aquéllos, aunque en realidad los motivos para este enfrentamiento peninsular fueron otros.
A mediados del siglo XIV, Castilla soportaba un profundo enfrentamiento social, cuyos bandos tenían como líderes al rey Pedro I de Castilla y a su hermano bastardo Enrique de Trastámara, pretendiente al trono castellano, respectivamente. Pedro IV de Aragón apoyó a Enrique, que, a su vez, contó con la ayuda francesa, personificada en Beltrán Duguesclin y sus famosas compañías.
El monarca aragonés tenía dos objetivos en esta lucha: incorporar el reino de Murcia a la Corona de Aragón -aspiración que data de tiempos de Jaime I, en el siglo XIII- y dominar el Mediterráneo occidental frente a Castilla y su aliada, Génova.
La guerra, muy cruenta, abarca de 1356 a 1365, porque su prolongación, entre 1356 y 1369, fue más bien entre el monarca castellano y su hermano, que acabó por destronarlo (1369). El escenario principal estuvo en las zonas limítrofes de ambos Estados, pero el reino de Aragón soportó la peor parte. Ciudades como
Teruel estuvieron varios años en poder castellano. Las alternativas se sucedieron, como la tregua de 1357, la paz de Terrer (1360) y el incumplido tratado de Murviedro (1363) El resultado para Aragón, ineficaz.
Pertenece actualmente a la Mancomunidad de La Sabina.