La acción natural y humana han creado un entorno fantástico en el
Monasterio de
Piedra y sus
jardines. Al histórico recinto se suma la domada abundancia generada por el
río Piedra. En su descenso, genera una miríada de saltos de
agua de muy distintas formas. Desde la vertical Cola del
Caballo, que no debe confundirse con la de Ordesa, a la de la Trinidad, este enclave posee varias de las
cascadas más espectaculares de
España. Sin duda, uno de los lugares más bonitos de la provincia de
Zaragoza.