El
monasterio de
Santa Fe es una herencia maltratada como pocas. Totalmente abandonado y olvidado y, ni siquiera mencionado en los libros. Desde la
carretera el deterioro del monasterio no parece tan evidente, pero a medida que uno se acerca al
barrio de Santa Fe, la belleza se torna incuria, y la sensación de permanente y desagradable sorpresa no se pierde hasta abandonar el recinto.