Esta foto de las escuelas, es la síntesis de mi infancia. No necesito verla al natural para sentirme allí todos los días aunque no esté, la llevo grabada en el alma. Y recuerdo la plaza cuando aún no se había pavimentado y no pasaban coches, sólo algún que otro carro atravesando en diagonal aquél caminito marcado en el suelo, y cuando los críos de la escuela salíamos allí al recreo. Ya no será así, supongo. Vi hacer los jardincillos en los primeros años sesenta, creo recordar. Entonces las barbacanas no tenían rejas ni puerta y toda la plaza era para los crios. En fin, todo sea por el progreso, ahora viven mejor los crios, dicen, pero a mí que no me quiten las mejores horas de mi infancia, vividas en la plaza de la colegial, y bajo los soportales jugando al escondite. Un saludo a todos mis coetáneos, y mis mejores recuerdos para Daroca, el mejor pueblo del mundo. Hace cuarenta y cuatro años, que ya no vivo allí.