La
ermita original se erigió en el siglo XIII, en el mismo lugar donde la
Virgen se apareció a un pastor erigida sobre una sabina. En el siglo XVII fue ampliada por la Contrarreforma, añadiendo nuevas dependencias y volúmenes que al exterior aparecen integrados en una construcción armónica, resaltada en su
fachada principal por pináculos que dan aire geométrico a la
casa de los cofrades, de gran balconada. Tras ser saqueada en la Guerra Civil, se restauraron sus pertenencias.