Acostumbrados a tener en la
iglesia a curas más o menos animados, más o menos simpáticos, pero al menos todos con ganas de participar, de que el
pueblo se moviera, de que a la gente le gustara ir a misa, de que se sintiera a gusto en su iglesia….
Llego D. José Antonio, no sabes muy bien de dónde ni lo que hicimos para que nos tocara, pero el caso es que aquí está.
Con el hemos aguantado insultos (éramos malas personas por no ir a misa todos los domingos), humillaciones (negativas a cosas que
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