La
historia de
La Cartuja Baja se remonta al siglo XVII. En el año 1651, por iniciativa del matrimonio Villalpando y Funes-Zaporta y Albion, comienzan las obras de un recinto monástico, bajo la dirección del barbastrense Francisco Ruesta. El barroco tardío de la Cartuja de la Concepción sufrió el paso de una Guerra de la Independencia devastadora. En el siglo pasado, la desamortización obliga a la comunidad de cartujos a abandonar el lugar, que en 1843 se divide en 28 porciones, repartidas entre los nuevos colonos.
Las
murallas,
claustros y dependencias del conjunto arquitectónico se convierten en viviendas y comienzan las primeras transformaciones, que con el tiempo serán importantes. Aún así, hoy se conservan todavía restos del cerramiento primitivo, la
iglesia, dos
edificios en la
Plaza Mayor, la portería, el refectorio y varias celdas.
Durante el siglo XX, La Cartuja pasa de
pueblo a
barrio zaragozano, pero conservando su aislamiento característico. El Plan General de Ordenación Urbana del año 1968 posibilita la transformación sufrida en los últimos años. La
agricultura deja de ser la base de la población, al recalificarse los terrenos situados en torno a la
carretera de
Castellón. El desarrollo industrial va unido al demográfico. El plan establece unas previsiones de crecimiento de más de 10.000 habitantes, resolviendo los problemas futuros de suelo urbano. Pero la falta de un claro planteamiento de los límites del crecimiento urbano, que debían salvaguardar la estructura del
monasterio, motivaron que, en 1982, fuese declarado conjunto
monumental, y a partir de entonces se inicia un proceso para su consolidación, con la aprobación de un plan especial.
Historia extraida de http://www.aragondigital.com/
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