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LITUENIGO: Maravillosa historia, y agradecida por responder mi...

Es una tradición exclusiva del pueblo o de la región? Sepa disculpar mi desconocimiento, mi nombre es Silvia Gallego y vivo en Argentina. Saludos

Respuesta para Silvia Viviana Gallego

Es una tradicion exclusiva del pueblo de Lituenigo. Le mando la cronica del pesaje del 2010.

Cada último domingo de septiembre Lituénigo tiene una cita con la tradición y ayer no faltó a la convocatoria. Veintiocho niños se pesaron en una antigua balanza para equiparar su peso en trigo, cereal que fue subastado seguidamente. Se trata de una costumbre antiquísima en honor de San Miguel.
Para encontrar los comienzos de esta Fiesta de Interés Turístico de Aragón hay que retroceder trescientos años. Dice la historia que un matrimonio de Lituénigo que no podía tener hijos solicitó consejo a un monje capuchino de Tarazona -que era familiar suyo- quien les aseguró que su deseo sería escuchado en el cielo. La pareja prometió donar tantas talegas de trigo como kilos pesase su hijo. Y cuando el niño nació, los padres cumplieron su promesa. Desde entonces se celebra esta tradición en honor de San Miguel.
Los veintiocho protagonistas se comportaron de manera diferente a la hora de ser pesados en el capazo de la romana: unos dormidos, otros llorando, y algunos vestidos con traje regional. Su procedencia era variada: Lituénigo, San Martín, Tarazona, Zaragoza, Tudela (Navarra), Bilbao o Vitoria.
"La mayoría de los que han pesado a sus hijos tienen familia por aquí, así que descienden de esta zona. Esto ayuda a mantener la tradición, porque hace años se pesaban cuatro o cinco niños, y ahora siempre rondamos la treintena, e incluso ha habido años que se ha superado", contó el alcalde del municipio, Julián Martínez.
Una vez que todos pasaron por la balanza, tocó contar el trigo reunido tanto con el pesaje como con la llega, que es la aportación de dinero y cereal que los vecinos hacen a los mayordomos de San Miguel.
Este año, los participantes lo tuvieron más fácil que nunca para colaborar a la hora de aportar el cereal. "He dado trigo para que la gente lo aporte en la llega, les he regalado alrededor de tres kilos por vecino porque así lo prometí cuando nació mi chico y lo cumpliré mientras sea agricultor profesional", explicó Jesús Fernando Jiménez, un vecino de Lituénigo que el año pasado pesó a su hijo.
Tras el pesaje, los niños cedieron el protagonismo a los adultos, que pujaron en la subasta del trigo. El sistema es el siguiente: se hace una apuesta y se completa un recorrido que va desde la iglesia hasta el centro de la plaza y otra vez vuelta a la iglesia con el objetivo de recoger sus llaves, que están colgadas en la puerta. Si alguien las coge antes de que se mejore su oferta, gana.
La forma de pujar se realiza mediante tantos -cada tanto equivale a tres céntimos de euro- y ayer, las apuestas llegaron a subir de dos mil en dos mil tantos cuando quedó claro que era cosa de dos, un hombre y una mujer.
El duelo de pujas acabó con la victoria de la mujer, descendiente del pueblo. "En estos momentos me acuerdo mucho de mi abuela, le habría encantado estar aquí, aunque seguro que me está viendo desde ahí arriba", afirmó tras recibir una placa conmemorativa.
La ganadora del trigo dedicó unas palabras a su contrincante en el final de la emocionante subasta. "Quiero decirle a Alberto que ha estado muy bien la puja, pero yo tengo dos, él solo uno", dijo en alusión a sus gemelos que había pesado en la balanza, lo que arrancó las carcajadas del público.
La subasta finalizó en 30.205 tantos, es decir, 906 euros, un dinero que la vencedora deberá aportar el año que viene para conservar el culto al patrón del pueblo. "Siempre digo que el de Lituénigo es el trigo más caro del mundo, esta vez el kilo ha salido a 1,047 euros, pero ha habido años en que ha costado más", finalizó Julián Martínez.

Un saludo desde la ciudad de Zaragoza para usted y su maravilloso pais

Jesus Calvo Dominguez

Maravillosa historia, y agradecida por responder mi inquietud.
Me falta conocer mucha historia de las tierras de mi abuelo. Él nació en Villa Codesal, Zamora. El año pasado cumplí parte de mi sueño, conocer el pueblo, pero me faltó encontrar más información de la familia. Dios mediante (y la economía lo permite), el año próximo volveré...
Muchas gracias por su atención.
Silvia