Yo, octavio martínez gea, natural de moros (zaragoza) soy íntimo amigo de pedro cisneros marin de malanquilla. Los dos bajamos a zaragoza, alla por la década de los cuarenta, estuvimos junto de patroña en la calle pignatelli, 50 de zaragoza y trabamos una sincera y buena amistad que todavía dura y estamos en el 2007. Se marchó a caracas (venezuela) en 1949 y el año 1960 se vino definitivamente a zaragoza. Compró una torre (finca agrícola) en el barrio de mialbueno, por 2.000 de ptas y la ha vendido en el 2000 por varios cientos de millones. Sin entender nada de agricultura al final enseño a todos a cultivar la tierra y criar patatas. Es un polifacético pues entiende de todos los oficios y manualidades. Se le da muy bien las taraceas. Ha hecho unos cuadros preciosos. A sus ochenta y tres años se nos ha vuelto actor de teatro y se aprende los papeles rápidamente y no necesita apuntador ayer mismo me recito unos versos que aprendio en su niñez en la escuela de malanquilla. Veamos:
La ramilletera ciega.
Caballeros aquí yo vendo rosas.
Muy frescas son y fragantes. ¡a fe!
Oigo mucho alabarlas de hermosas,
Pero yo, pobre de mi, no lo se.
Para mi, ni belleza ni gala,
Tiene el mundo, ni luz ni color,
Mas, la rosa del caliz exhala,
Dulce halito de aroma y de amor.
Cierra rosa, tu cerco oloroso.
Tierna flor que te dueles de mi,
Y quitandome tasado reposo,
Seas cándida y complice, asi.
Caballero, compadece a la ciega.
Esa flor que podeis admirar,
Esta infeliz con su llanto la riega,
Con sus ojos, para solo llorar.
malanquilla, junio de 1934
pedro cisneros marín.
La ramilletera ciega.
Caballeros aquí yo vendo rosas.
Muy frescas son y fragantes. ¡a fe!
Oigo mucho alabarlas de hermosas,
Pero yo, pobre de mi, no lo se.
Para mi, ni belleza ni gala,
Tiene el mundo, ni luz ni color,
Mas, la rosa del caliz exhala,
Dulce halito de aroma y de amor.
Cierra rosa, tu cerco oloroso.
Tierna flor que te dueles de mi,
Y quitandome tasado reposo,
Seas cándida y complice, asi.
Caballero, compadece a la ciega.
Esa flor que podeis admirar,
Esta infeliz con su llanto la riega,
Con sus ojos, para solo llorar.
malanquilla, junio de 1934
pedro cisneros marín.