Iglesia de
Santa Catalina, de la segunda mitad del s. XVI.
La iglesia parroquial de Santa Catalina, un
edificio en cuya planta se conservan la huella de tres épocas distintas. Se conserva parte de la planta inicial
románica de los siglos XII-XIII, una posterior
gótica tras su reconstrucción parcial por su derrumbe a causa de
un rayo en el siglo XV-XVI, utilizando para ello los restos de las
ruinas de las
casas del antiguo
Marracos, y una última neoclásica que recibió los correspondientes revoques de yeso y cal.
Tiene una planta de
cruz latina en su origen, cerrada en la época gótica para dar mayor esbeltez al edificio. Esta época es la predominante en la actualidad, aunque el templo haya recuperado su planta definitiva merced a las mejoras que se realizaron en el año 1982, siendo cura párroco el mosen Longinos, donde se procedió al ensanchamiento del
coro y a esculpir todo el interior, sacando a la luz el relieve de todos sus sillares y
piedras de sus paredes, así como la colocación de las nuevas
lámparas, a similitud de las de la
catedral de Jaca.
En la actualidad se ha procedido a restaurar el paso de entrada a la Iglesia con la sustitución de la antigua contrapuerta por una verja que deja a la vista el antiguo
arco de
piedra de la primitiva entrada.