4-MUEL (MOLLE). ZARAGOZA
Es un Iqlim perteneciente a la Cora de Saraqusta (Zaragoza) que está ubicada en la Comarca del Campo de Cariñena emplazado en la Depresión del Ebro en la ribera izquierda del río Huerva y se encuentra a una distancia de 27 km de Zaragoza Capital.
Actualmente comprende otras poblaciones como La Estación, Gran Torrubia, Virgen de la Fuente, Montesol y Parque Muel.
La historia de Muel se divide en diferentes etapas:
Edad Antigua.
No se conocen testimonios de la existencia de su asentamiento en las épocas remotas y sus orígenes se remontan al siglo I d. C porque se construye una presa romana en la cuenca del río Huerva para facilitar el abastecimiento de agua a Cesaraugusta (Zaragoza).
Edad Media.
Tras la presencia musulmana en Hispania en el 711d. C, esta zona es ocupada por alquerías cercanas a la presa y aparece mencionada como Molle en 1160 cuyo toponimio es “muelle” por la presa romana existente en el lugar y como “muela” o pieza de molino.
Sería en 1118 cuando el rey Alfonso I El Batallador conquistaría Muel junto a Zaragoza pero los pobladores se quedaron instalados en el lugar por lo cual la totalidad de sus habitantes eran mudéjares.
En el fogaje realizado en 1495 equivalente a un censo de la población en el reino Aragón figuran 99 fuegos u hogares censados que equivalían a 400 habitantes correspondientes a la totalidad de la población morisca.
Pedro IV El Ceremonioso les concedió franquicias a Muel por su actividad artesanal en el trabajo de la cerámica.
Un cronista de la época Enrique Cook decía en 1585: “todos los vecinos de este pueblo son olleros y todo el barro que se vende en Zaragoza lo hacen aquí”.
Edad Moderna.
Durante el reinado de Felipe III de Austria se consumó el hecho de la expulsión de los moriscos en 1610 y le afecto completamente a Muel porque quedó casi completamente despoblada la villa y su Señor D. Diego de los Cobos Luna y Guzmán y sus descendientes se vieron forzados a repoblar la villa con otras gentes que se encargaron de perpetuar la cerámica llegando al siglo XX donde los centros alfareros, de mayor importancia de mayor importancia de Aragón eran las piezas de Muel que se elaboraban de forma primitiva.
Tras la Guerra de Sucesión, al estar Muel integrada en el reino de Aragón y ponerse la Corona de Aragón en el bando del Archiduque de Carlos de Austria, Muel se mantuvo fiel a Felipe V y tras la victoria la distinguiría otorgando el título de “Fiel Villa”.
Edad Contemporánea.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías de los famosos guerrilleros Barber, Cantarero, Villacampa y Nebot quienes dirigían su partida de patriotas y fueron el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la región de Aragón.
A principios del siglo XIX, tiene su protagonismo el Sitio de Zaragoza
por los franceses donde se escenifica la Guerra de la Independencia, contra
la invasión francesa.
En el año 1833, Javier de Burgos ministro de Fomento realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Muel en la provincia de Zaragoza dentro del reino de Aragón.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
En esta en esta época la villa produce trigo, cebada, vino, aceite, fruta, legumbres exportándose las frutas restantes y además contaba con dos molinos harineros, uno de papel de estraza, tres fábricas de aguardiente y cuatro hornos de pan para cocer.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
A lo largo del siglo XIX, se consolida como villa importante y tras el incremento demográfico, se produce una expansión en las actividades productivas, especialmente la segunda mitad del siglo XIX.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil Muel es ocupada por el bando republicano.
. Durante la década de los 60 se desencadenó un éxodo y un despoblamiento de las zonas rurales hacia las zonas industriales como las capitales de provincia, a otras zonas de España y además a otros países europeos.
En 1964 se creó en Zaragoza uno de los llamados Polos de Desarrollo. En el año 1975 se vivió como en el resto del Estado un periodo de transición, tras la extinción del anterior régimen, con la instauración de un régimen democrático y la creación de un nuevo marco constitucional.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernando; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía.
España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.
Es un Iqlim perteneciente a la Cora de Saraqusta (Zaragoza) que está ubicada en la Comarca del Campo de Cariñena emplazado en la Depresión del Ebro en la ribera izquierda del río Huerva y se encuentra a una distancia de 27 km de Zaragoza Capital.
Actualmente comprende otras poblaciones como La Estación, Gran Torrubia, Virgen de la Fuente, Montesol y Parque Muel.
La historia de Muel se divide en diferentes etapas:
Edad Antigua.
No se conocen testimonios de la existencia de su asentamiento en las épocas remotas y sus orígenes se remontan al siglo I d. C porque se construye una presa romana en la cuenca del río Huerva para facilitar el abastecimiento de agua a Cesaraugusta (Zaragoza).
Edad Media.
Tras la presencia musulmana en Hispania en el 711d. C, esta zona es ocupada por alquerías cercanas a la presa y aparece mencionada como Molle en 1160 cuyo toponimio es “muelle” por la presa romana existente en el lugar y como “muela” o pieza de molino.
Sería en 1118 cuando el rey Alfonso I El Batallador conquistaría Muel junto a Zaragoza pero los pobladores se quedaron instalados en el lugar por lo cual la totalidad de sus habitantes eran mudéjares.
En el fogaje realizado en 1495 equivalente a un censo de la población en el reino Aragón figuran 99 fuegos u hogares censados que equivalían a 400 habitantes correspondientes a la totalidad de la población morisca.
Pedro IV El Ceremonioso les concedió franquicias a Muel por su actividad artesanal en el trabajo de la cerámica.
Un cronista de la época Enrique Cook decía en 1585: “todos los vecinos de este pueblo son olleros y todo el barro que se vende en Zaragoza lo hacen aquí”.
Edad Moderna.
Durante el reinado de Felipe III de Austria se consumó el hecho de la expulsión de los moriscos en 1610 y le afecto completamente a Muel porque quedó casi completamente despoblada la villa y su Señor D. Diego de los Cobos Luna y Guzmán y sus descendientes se vieron forzados a repoblar la villa con otras gentes que se encargaron de perpetuar la cerámica llegando al siglo XX donde los centros alfareros, de mayor importancia de mayor importancia de Aragón eran las piezas de Muel que se elaboraban de forma primitiva.
Tras la Guerra de Sucesión, al estar Muel integrada en el reino de Aragón y ponerse la Corona de Aragón en el bando del Archiduque de Carlos de Austria, Muel se mantuvo fiel a Felipe V y tras la victoria la distinguiría otorgando el título de “Fiel Villa”.
Edad Contemporánea.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías de los famosos guerrilleros Barber, Cantarero, Villacampa y Nebot quienes dirigían su partida de patriotas y fueron el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la región de Aragón.
A principios del siglo XIX, tiene su protagonismo el Sitio de Zaragoza
por los franceses donde se escenifica la Guerra de la Independencia, contra
la invasión francesa.
En el año 1833, Javier de Burgos ministro de Fomento realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Muel en la provincia de Zaragoza dentro del reino de Aragón.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
En esta en esta época la villa produce trigo, cebada, vino, aceite, fruta, legumbres exportándose las frutas restantes y además contaba con dos molinos harineros, uno de papel de estraza, tres fábricas de aguardiente y cuatro hornos de pan para cocer.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
A lo largo del siglo XIX, se consolida como villa importante y tras el incremento demográfico, se produce una expansión en las actividades productivas, especialmente la segunda mitad del siglo XIX.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil Muel es ocupada por el bando republicano.
. Durante la década de los 60 se desencadenó un éxodo y un despoblamiento de las zonas rurales hacia las zonas industriales como las capitales de provincia, a otras zonas de España y además a otros países europeos.
En 1964 se creó en Zaragoza uno de los llamados Polos de Desarrollo. En el año 1975 se vivió como en el resto del Estado un periodo de transición, tras la extinción del anterior régimen, con la instauración de un régimen democrático y la creación de un nuevo marco constitucional.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernando; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía.
España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.