Cuando el agua no tenía ni grifos ni bañeras ni duchas que la recibieran en las casas, los novalleros acudían con sus botijos, garrafas y cántaros a esta fuente que conoció días de gloria con abundante líquido por sus cuatro bocas y que tenía a San Antonio, el patrón de los animales domésticos, en su alta hornacina. Aquí también, en fiestas, José María el Alguacil, colocaba los juegos infantiles que ponían punto y final a las fiestas patronales: unas cuerdas sujetaban unos botijos llenos de harina y alguna que otra moneda y que había que romper a golpe de palo y con los ojos tapados... La otra fuente, la de "Un Caño", desapareció para dejar paso a los coches a motor, en la plaza de Jorge Zueco y Sagrario Royo, antes conectada a la casa de Primo Zueco y Josefina. Estas dos únicas fuentes del pueblo llevaban sus correspondientes "pilones" (abrevaderos para los antepasados de los tractores o titulares de vehículos de tracción animal). FRL, reencontrándose con su pueblo.