Los "toldicos" azules verdosos son intencionados. La dueña quiere que la Quinta de San Marcial se funda con el verdor del valle y que los clientes que vengan a disfrutar de su fiesta de boda, comunión, bautizo, y demás actos de renombre, puedan deleitarse en el ambiente bucólico renacentista que Garcilaso de la Vega encontró en el Tajo toledano y que también don Serafín vivenció en este rincón de las meditaciones sacras con los numerosos seminaristas de los años sesenta: "Cerca del Queiles, en soledad amena, de verdes hierbas hay una espesura, toda de hojas revestida y llena, que por el tronco va hasta el altura, donde la Quinta San Marcial destella, teje arriba y encadena, que el Sol no halla paso a la verdura; allí el agua baña su huerto con sonido, alegrando la hierba, la vista y el oído". FRL, discípulo tardío garcilasista.