El
pueblo está en la falda de la
montaña. Por eso tiene cuestas y la mayoría de
casas tienen espectaculares vistas al
valle. Si, por ejemplo, se vive en la zona alta, hay que bajar la cuesta para llegar a la
iglesia. Hay
calles a las que no pueden acceder los vehículos, lo que aumenta la sensación de tranquilidad que en él se respira. El silencio de la
noche es espectacular. Y su
cielo, libre de contaminación lumínica, lleno de estrellas.