(305 x 845 cm.), pintado en 1774, Técnica, óleo/muro.
Este fresco está colocado en un friso alto a la entrada de los dos
coros.
Los personajes que aparecen son
San Joaquín,
Santa Ana y los dos querubines que les anunciaban su descendencia: La
Virgen María.
En el
Pórtico de San Joaquín y Santa Ana, situada sobre la
puerta de entrada a la
iglesia, destaca la adaptación escenográfica de la pintura al espacio arquitectónico, complicación salvada por Goya con maestría. La composición representa sendas anunciaciones de ángeles a los padres de la Virgen, que se sitúan en ambos quicios de la puerta.