Todos los años, el 27 de agosto comienzan las fiestas en honor al patrón San Atilano con la salida del Cipotegato, que debe atravesar la plaza desde ayuntamiento y subir al monumento, mientras recibe de la gente una lluvia de tomates.
Esta tradición está documentada en el archivo de la Catedral de Tarazona a finales del siglo XVIII, donde se dice que un personaje llamado «el Pellexo de Gato» persigue a los niños durante la fiesta del Corpus Christi.