Los peirones, también denominados pairones, son pilares o monolitos construidos en piedra o ladrillo que señalan, a la salida de una gran parte de los pueblos de Aragón -principalmente en Teruel y Zaragoza- un inicio o confluencia de caminos. Suelen terminar, en su parte superior, con una hornacina (a veces una cruz) decorada por la imagen de un santo o virgen.
Parece ser que la palabra aragonesa peirón no ha pasado al castellano, por cuanto no aparece documentada en ninguno de los diccionarios de la Lengua Española, siendo humilladero el término que le corresponde en su acepción castellana; es Covarrubias (1) quien ya en 1611 da la clave de lo que es un peirón y el servicio que prestaba:
"HUMILLADERO. Cierta capillita sobre pilares y cubierta con techo, dentro de la cual está en medio, de ordinario, una cruz con la imagen de nuestro Redentor puesto en ella, o otra insignia devota de nuestra Señora o de algún santo. Y dixose assi por la devoción que tienen todos los fieles de humillarse passando por delante deste devoto lugar, comúnmente está en las entradas o salidas de los lugares al camino real o trillado. Otros humilladeros están descubiertos con cruzes de piedra sobre peañas de gradas. Y ni más ni menos nos humillamos a éstas y a las ordinarias, que suelen ser de palo, a las quales los caminantes, con más fundada religión, les arriman las piedras que los gentiles hazian quando en las encrucijadas las amontonaban al pie del padrón o piedra de la efigie de Mercurio, a do estavan esculpidas letras que declaravan para dónde yva cada uno de los caminos".
Con esta definición, podemos deducir fácilmente que los peirones eran monolitos levantados en lugares muy determinados, ahora ya de construcción, en los que antes se erigían otros más rústicos de "palo", con unas piedras amontonadas al pie, que marcaban los caminos y las encrucijadas y las gentes veneraban como altares a los dioses del lugar.
Parece ser que la palabra aragonesa peirón no ha pasado al castellano, por cuanto no aparece documentada en ninguno de los diccionarios de la Lengua Española, siendo humilladero el término que le corresponde en su acepción castellana; es Covarrubias (1) quien ya en 1611 da la clave de lo que es un peirón y el servicio que prestaba:
"HUMILLADERO. Cierta capillita sobre pilares y cubierta con techo, dentro de la cual está en medio, de ordinario, una cruz con la imagen de nuestro Redentor puesto en ella, o otra insignia devota de nuestra Señora o de algún santo. Y dixose assi por la devoción que tienen todos los fieles de humillarse passando por delante deste devoto lugar, comúnmente está en las entradas o salidas de los lugares al camino real o trillado. Otros humilladeros están descubiertos con cruzes de piedra sobre peañas de gradas. Y ni más ni menos nos humillamos a éstas y a las ordinarias, que suelen ser de palo, a las quales los caminantes, con más fundada religión, les arriman las piedras que los gentiles hazian quando en las encrucijadas las amontonaban al pie del padrón o piedra de la efigie de Mercurio, a do estavan esculpidas letras que declaravan para dónde yva cada uno de los caminos".
Con esta definición, podemos deducir fácilmente que los peirones eran monolitos levantados en lugares muy determinados, ahora ya de construcción, en los que antes se erigían otros más rústicos de "palo", con unas piedras amontonadas al pie, que marcaban los caminos y las encrucijadas y las gentes veneraban como altares a los dioses del lugar.