Cerca del Río Carabán había una vez un hombre que estaba segando en un vago desde el cual no se divisaba mucho terreno y por lo tanto desconocía la magnitud de una tormenta que se avecinaba con gran aprato eléctrico. Quiso enterarse bien y con la hoz en la mano se dirigió a un cerrillo próximo desde donde verla mejor, con tan mala fortuna que lo alcanzó un rayo. Se conoce que la punta de la hoz fue la causante de la tragedia pues al escapar la electridad por las puntas, atrajo al chispa mortal. Otra vez vemos que las imprudencias se pagan y que no hay segunda oportunidad. Saludos torrijanos.