El Pabellón
Puente es uno de los
edificios principales de la Expo 2008,
Zaragoza (
España), y fue diseñado por la arquitecta británico-iraquí Zaha Hadid. Conecta el margen derecho del
río con el recinto de la Expo. Su planta tiene forma de gladiolo, está cubierto y aloja salas de
exposición sobre la gestión sostenible del
agua. Tras la Expo se transformará en un
museo que podría estar relacionado con las nuevas tecnologías y las ciencias del agua. El puente ha sido diseñado por Zaha Hadid. Esta arquitecta de origen iraquí ganadora del
Premio Pritzker ha definido el proyecto como uno de los más importantes de su carrera. La estructura pretende imitar a un gladiolo tendido sobre el río Ebro y tiene una longitud de 270 m. La innovadora estructura comienza siendo delgada en el
barrio de La Almozara para ganar anchura conforme se acerca a la margen izquierda. La construcción de este puente
edificio ha suscitado enormes dificultades técnicas cuya solución han llevado los plazos de finalización de la obra a niveles críticos.
Vista interior del Pabellón Puente
La peculiaridad de que el puente cuente con sólo dos apoyos secundarios en ambas orillas y uno principal apoyado en una mejana (isla natural en el cauce de un río), junto con la inestabilidad de los suelos fluviales de Zaragoza, ha conllevado la obligatoriedad de construir unos cimientos que han pulverizado cualquier récord de profundidad por pilotaje en España (70 metros).
Vano en el Pabellón Puente
Cabe destacar el método de construcción, ya que la estructura se construyó en tierra firme para, una vez completada, desplazarla a su ubicación final sobre el cauce del Ebro. Esto significa desplazar una estructura de 140 metros y 2.200 t durante 123 m longitudinales y 9 laterales sin emplear ningún apoyo intermedio. El espectacular “lanzamiento” de la construcción del puente comenzó el 22 de octubre de 2007, con la presencia de la Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y el Alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch. Su duración estimada fue de 53 días y constituye un hito sin parangón en la ingeniería española.