El verde prado, donde pastaban los caballos, se convirtió en una sábana blanca y fría. Los potrillos buscaban alguna brizna de hierba fresca, bajo la gélida capa de nieve.
Enfrente las casas de la Barriada de San José (perdón 1º de Mayo), con sus ventanas cerradas, sus persianas bajadas y algún letrero de SE VENDE.