El río Ponga, al que la juventud de San Juan le puso por nombre Copa Cabana, dende hemos pasado muchas tardes durante los veranos. Bañandonos es sus cristalinas y azuladas aguas en torno al viento levantando nuestras chillonas y raidas toallas, los pequeños rabíones del agua asaltando los flacos de las rocas y piedras, formando un salpicamiento de espuma blanca a compañado de la fastidiosa musica de nuestras cacerolas de paella, con su aire caliente y su cielo azul, limpio de nuves por encima del río que lleva mucha agua y se agrieta bajo el viento y va a estrellarse a la roqueña orilla, más allá la hoguera de nuestro campamento. Por la izquierda del mismo, se desliza sigilosamente la sombria sombra de Luis Basteiro hombre alto y corpulento, cubierta la cabeza con un enorme sombrero de paja a su lado su hija pequeña nos habla con animación al tiempo que nos ofrece unos chorizinos y una hermosa tortilla mientras el sol cura su hierva, echandose a reir lo invitamos a comer y le hacemos un sitio, se sienta con las piernas plagadas bojo su cuerpo, tiene en una mano el palo y en la otra su bota de vino y con mucha ironia y pocas ganas nos ofrece un poco, no tomeis mucho nos dice todos sentados en torno a la paella estamos alegre y cantamos, reimos y el se rie a carcajadas y sus risas resuenas junto con el canto del río