La
Virgen de Covadonga (Virxe de Cuadonga en asturiano), conocida popularmente como La Santina, es una imagen de la Virgen María que se encuentra en la
Santa Cueva de Covadonga, concejo de
Cangas de Onís, en el Principado de
Asturias (
España).
En el siglo XII se tallaron dos imágenes gemelas de la Virgen de Covadonga que acabaron una en el
Monasterio de
San Juan de la Hoz de Cillaperlata y otra en el Monasterio de Covadonga en Asturias, donde se conservaron durante siglos. Pero en el año 1777 un devastador incendio destruyó por completo el interior de la Santa Cueva Asturiana y la talla de la Virgen de Covadonga se quemó, desapareciendo para siempre. A partir de esa fecha la única talla original de la Virgen de Covadonga que queda es la que se encuentra en la
parroquia de Cillaperlata. La imagen de la Santa Cueva fue sustituida por otra de gran belleza. Es la patrona de Asturias y una de las siete Patronas de las comunidades autónomas de España. La cueva es un importante centro de peregrinación mariana en España.
Según la
tradición, la Virgen ayudó a los cristianos capitaneados por Don Pelayo, provocando un desprendimiento de
rocas en la conocida como batalla de Covadonga, que diezmó el
ejército árabe. Esta victoria es legendariamente considerada como el inicio de la Reconquista y la reinstauración de los reyes cristianos en la Península.
La imagen de la Virgen de Covadonga
La primera copia de la imagen primitiva de Cillaperlata (
Burgos) se perdió en un incendio en 1777, obligando a crear la actual copia de la virgen, fechada en el siglo XIV. La actual talla data del siglo XVI y fue donada al
Santuario por la
Catedral de Oviedo en 1778. Hasta entonces esa talla se veneraba en la Catedral ovetense. No obstante ésta se encuentra guardada y la expuesta en la cueva es una réplica exacta de 1970 en madera y poliéster, evitando así el deterioro de la talla original pues la cueva está a la intemperie.
Es una talla policromada cuyo aspecto actual es
fruto de una remodelación de 1874 realizada por el valenciano Antonio Gasch. Se encuentra cubierta de vestiduras y
manto aunque fue concebida para mostrarse sin el ropaje y el manto está pintado sobre la madera en un
color azul verdoso adornado con
flores rojas. La capa es de color rojizo con los bordes dorados, así como el cinturón y los bajos del faldón tallados en la
escultura. La Virgen sostiene al Niño Jesús en su mano izquierda (colocado en 1704) y en la derecha sujeta una rosa de oro. Sobre su cabeza, una corona dorada con perlas en sus aristas y brillantes incrustados. Del
arco que describe la parte superior de la corona pende una paloma representando al Espíritu
Santo, rodeada de un círculo de brillantes. La corona fue encargada al sacerdote asturiano D. Félix Granda Buylla que la realizó en su taller de
Madrid, según consta en el Acta de la Coronación canónica de Nuestra Señora de Covadonga en el duodécimo centenario de la batalla en 1918.
El Niño Jesús actual fue colocado en el año 1704, sobre su mano izquierda. A lo largo del tiempo la imagen ha sido objeto de restauraciones y modificaciones. Así, el conjunto fue retocado en 1820; se reajustó en 1874. Tras ser robada y recuperada durante el periodo de la Guerra Civil fue restaurada por el Instituto Nacional de Conservación y Restauración de la Dirección General de Bellas Artes en 1971 y 1986, el cual aconsejó exponer para su veneración una réplica, debido a las condiciones de viento, temperatura y humedad.
La actual imagen de Covadonga estuvo en la cercana
capilla de la
Colegiata de San Fernando desde 1778 hasta 1820, en que fue llevada a la Cueva, donde se había habilitado una pequeña capilla para su custodia.
Fue coronada canónicamente en 1918, coincidiendo con el duodécimo centenario de la histórica batalla de Covadonga. Por este motivo la talla de la Virgen de Covadonga fue una de las primeras imágenes marianas de España en recibir la Coronación canónica, junto a la Virgen de los Reyes (patrona de
Sevilla) el 4 de diciembre del año 1904 en la Catedral de Sevilla, Nuestra Señora de las Angustias (patrona de
Granada y su Archidiócesis) el 20 de septiembre de 1913, la Virgen de Montserrat (Patrona de
Cataluña), la Virgen de Candelaria (Patrona de
Canarias), la Virgen de Guadalupe (Patrona de
Extremadura) y la Virgen de los Desamparados (Patrona de
Valencia), entre otras.
Los días 21 y 22 de agosto de 1989 el papa Juan Pablo II visitó el santuario y rezó y ofició misa en la Santa cueva de Covadonga.
Durante la Guerra Civil ante el riesgo de su destrucción, la imagen de la Santina fue escondida, a instancias de su hija, por el director del
hospital militar que se había creado en el
hotel Rey Pelayo. Cuando la victoria de los nacionales se veía próxima, la
familia huyó por Santander a
Francia llevada a París en 1937, quedando depositada en la Embajada española. Cuando tras el reconocomiento del Gobierno francés las nuevas autoridades se hicieron cargo de ella, el doctor Pedro Abadal la encontró en el desván. Tras comunicar el hallazgo, el mismo trasladó la imagen en su
coche cerrado hasta la frontera con España.
El 11 de junio de 1939 entraba triunfalmente en España la imagen de la Santina. La ciudad de Irún se disponía a recibirla con una extrema exaltación de religiosidad. El mismo entusiasmo suscitó la Santa Imagen en San Sebastián, Loyola, Mondragón, Vitoria,
Valladolid y
León. El día 13 llegaba a Asturias entrando por
Pajares.
Pasó nueve días en la Catedral de Oviedo, visitó Gijón, Avilés y varios
pueblos hasta que por fin llegó a Covadonga donde con gran entusiasmo se entronizaría. Fue recibida en el llamado
campo del Repelao por el Cabildo de la Colegiata el 6 de agosto, depositándose la imagen de la Virgen en la Santa Cueva de Covadonga a la una y media de la tarde.