FIESTA entrañable en Santumiano, en el Domingo Moro, Misa y comida con los vecinos y amigos de la infancia. Allí nos juntamos gentes de El Campu, Santumiano, Planta, Laciu, Respines, Los Mallaones, Cantuserrón, casi toda la Gueria (San Xuan, por supuesto) se concentró en el prau donde en la infancia se jugaban partidos de solteros contra casados, de amigos y compañeros de fatigas, donde se festejaba a la Santina en la pequeña capilla.
Han pasado casi 50 años y cuesta reconocer algunas caras, incluso la casa a la que pertenecen, la familia; otras en cambio siguen siendo inconfundibles.
Me apena no haber mantenido más contacto en estos años que pasé fuera de mi pueblo, EL CAMPU, fuera de mi tierra, ASTURIAS. Tiempo en el que he sentido siempre la añoranza de mi aldea, de mis ancestros. Ahora que me faltan mis progenitores tengo muchas veces la necesidad de contrastar vagos recuerdos de la niñez, de hechos, personas, lugares.
Ha sido el reencuentro con personas de los difíciles años cincuenta y sesenta, años grises, años de miedos, miedo a la mina, al hambre, a la escasez, a la autoridad, miedo a la verdad, a la libertad.
Las cortas horas que pasé allí me hicieron recordar con nostalgia a mis padres, a mi abuela, Isabel la Pexa. Especialmente afectuosa la conversación que mantuve co Jose sobre la mina, que me hizo rememorar lo que en alguna ocasión oí a mi padre: “Tengo miedo de entrar mañana al pozu”.
He evocado los juegos, correrías, los maestros, las peleas, y sobre todo a los que ya no están con nosotros, a los que hemos dejado por el camino, me duele especialmente Rami, mi amigo Ramiro Ardura, no, este mundo a veces es traidor e injusto, tu, amigo, tu debías haber participado ayer de la comida, te extrañé sobremanera.
A todos los que me abrazasteis ayer, a los que me saludasteis, a todos, mi gratitud y respeto. Especial para Jose, Jose Manuel, Migio, Nino, Javier el de Pepe, Javier el de Sagrario, Amparo, Mª Pili, Carmen, Geni, por vuestro cariño (a aquellos que no cito porque la senectud nos vuelve olvidadizos mil perdones). OS ESPERO A TODOS EN EL 2014 (si Dios quiere)
Han pasado casi 50 años y cuesta reconocer algunas caras, incluso la casa a la que pertenecen, la familia; otras en cambio siguen siendo inconfundibles.
Me apena no haber mantenido más contacto en estos años que pasé fuera de mi pueblo, EL CAMPU, fuera de mi tierra, ASTURIAS. Tiempo en el que he sentido siempre la añoranza de mi aldea, de mis ancestros. Ahora que me faltan mis progenitores tengo muchas veces la necesidad de contrastar vagos recuerdos de la niñez, de hechos, personas, lugares.
Ha sido el reencuentro con personas de los difíciles años cincuenta y sesenta, años grises, años de miedos, miedo a la mina, al hambre, a la escasez, a la autoridad, miedo a la verdad, a la libertad.
Las cortas horas que pasé allí me hicieron recordar con nostalgia a mis padres, a mi abuela, Isabel la Pexa. Especialmente afectuosa la conversación que mantuve co Jose sobre la mina, que me hizo rememorar lo que en alguna ocasión oí a mi padre: “Tengo miedo de entrar mañana al pozu”.
He evocado los juegos, correrías, los maestros, las peleas, y sobre todo a los que ya no están con nosotros, a los que hemos dejado por el camino, me duele especialmente Rami, mi amigo Ramiro Ardura, no, este mundo a veces es traidor e injusto, tu, amigo, tu debías haber participado ayer de la comida, te extrañé sobremanera.
A todos los que me abrazasteis ayer, a los que me saludasteis, a todos, mi gratitud y respeto. Especial para Jose, Jose Manuel, Migio, Nino, Javier el de Pepe, Javier el de Sagrario, Amparo, Mª Pili, Carmen, Geni, por vuestro cariño (a aquellos que no cito porque la senectud nos vuelve olvidadizos mil perdones). OS ESPERO A TODOS EN EL 2014 (si Dios quiere)
Buenas tardes Milio con unos días de retraso y repasando un poco la pagina quiero hacer una reflexión con respecto a los 50 años en nuestras vidas.
Es verdad que no son nada 50 años pero me gustaría centrar un poco este mensaje en los 15 primeros años de nuestras vidas, unas que como tu bien dices no fueron fáciles para nuestros padres y abuelos, pero muy felices para nosotros y digo felices porque éramos libres, teníamos el pueblo para nosotros, correr, jugar al balón, éramos indios en una ocasión y otra vaqueros.
No estaban las consolas, ni los móviles, ni los ordenadores (la misma palabra lo dice ordenan) mucho avance y poca libertad, donde están aquellos camiones y trenes que hacíamos con les lates de sardines, les boles, el aru, el escondite, estos juegos nos hacían libres.
Donde esta el respeto a las personas, aquello que nuestros padres te enseñaban y para lo que no hace falta tener estudios, la solidaridad para con los vecinos, aquellos que cuando alguno lo pasaba mal los demás llegaban con leche, otros con el chorizó, patates, la pita que se mataba para que la parturienta tomase caldo y comiera y poder recuperarse lo mas rápido posible.
Esos años fueron los años que nos hicieron hombres y mujeres formados con la mejor carrera que se puede estudiar y para la que no se necesitan libros.
Bueno perdóname si me puse un poco nostálgico pero necesitaba contárselo a alguien y quien mejor que tú. Como puedes ver el escribir y expresar los sentimientos no son una cosa que domine pero espero que algún día nos puedas recoger en tus escritos lo que yo no exprese.
Un fuerte abrazo y recuerda que la próxima comida ya empezó a fraguarse.
Es verdad que no son nada 50 años pero me gustaría centrar un poco este mensaje en los 15 primeros años de nuestras vidas, unas que como tu bien dices no fueron fáciles para nuestros padres y abuelos, pero muy felices para nosotros y digo felices porque éramos libres, teníamos el pueblo para nosotros, correr, jugar al balón, éramos indios en una ocasión y otra vaqueros.
No estaban las consolas, ni los móviles, ni los ordenadores (la misma palabra lo dice ordenan) mucho avance y poca libertad, donde están aquellos camiones y trenes que hacíamos con les lates de sardines, les boles, el aru, el escondite, estos juegos nos hacían libres.
Donde esta el respeto a las personas, aquello que nuestros padres te enseñaban y para lo que no hace falta tener estudios, la solidaridad para con los vecinos, aquellos que cuando alguno lo pasaba mal los demás llegaban con leche, otros con el chorizó, patates, la pita que se mataba para que la parturienta tomase caldo y comiera y poder recuperarse lo mas rápido posible.
Esos años fueron los años que nos hicieron hombres y mujeres formados con la mejor carrera que se puede estudiar y para la que no se necesitan libros.
Bueno perdóname si me puse un poco nostálgico pero necesitaba contárselo a alguien y quien mejor que tú. Como puedes ver el escribir y expresar los sentimientos no son una cosa que domine pero espero que algún día nos puedas recoger en tus escritos lo que yo no exprese.
Un fuerte abrazo y recuerda que la próxima comida ya empezó a fraguarse.