HOMENAJE
Ya no pastan vacas en nuestros prados, pero desde que se puso la primera piedra del pueblo, la vaca formó parte de la vida de nuestros antepasados y de parte de la nuestra. Ella marcaba el tiempo en la aldea y así girando alrededor de ella, labor a labor, las estaciones se iban sucediendo con sus meses y sus días; e incluso con el sonido de sus “chocas” y cencerros” ELLAS marcaban nuestras horas (la hora de sacarlas al monte, la de su regreso, la hora de moscar, la de “despacharlas”, ... (ver texto completo)
Ya no pastan vacas en nuestros prados, pero desde que se puso la primera piedra del pueblo, la vaca formó parte de la vida de nuestros antepasados y de parte de la nuestra. Ella marcaba el tiempo en la aldea y así girando alrededor de ella, labor a labor, las estaciones se iban sucediendo con sus meses y sus días; e incluso con el sonido de sus “chocas” y cencerros” ELLAS marcaban nuestras horas (la hora de sacarlas al monte, la de su regreso, la hora de moscar, la de “despacharlas”, ... (ver texto completo)