A menudo se habla del caos circulatorio en las poblaciones, pero en
Pola de Laviana se gana a lo más pintado. Cada cual hace lo que le da la gana y aparca como quiere. Y no pasa nada. Nadie se da por enterado. Ni los encargados de regular el tráfico rodado, porque otro tráfico no se sabe quién lo regula.