Cuando Eneka termino de hablar hubo un silencio largo, un silencio espeso que arroyaba por las paredes, que se metia en los vasos del Oporto, un silencio que era un pensamiento muy antiguo que ocupaba las mentes de todos nosotros, y senti entonces un dolor agradable, como si alguien me hubiera clavado una aguja en un dedo que no queria que fuera mio, y mire a mi hermana Lucia y tenia los ojos encharcados y la cara mojada de lagrimas, y Elvira y Julia se abrazaban llorando y suspirando por la emocion que las palabras de Eneka habian provocado, y Aida y Alipio se apretaban, y el ruso Basilio dijo, cagoenlamar Eneka, que grande eres, y lo abrazo fuerte, como si estuviera despidiendose de el para siempre, porque tambien Vasili Kolesnikov habia tenido su musa, la francesa Blandine, y tambien con ella se habia sentido el hombre mas feliz de la tierra, en el particular Olimpo de la caseta del ferrocarril, y desde hacia tiempo andaba al encuentro de otra musa que supliera la falta de aquella, adolescente tambien y de nombre Angelica, hija del practicante señor Patricio. El ruso nos canto cantares de su tierra, y fue aquella noche una circunstancia singular en mi vida, fue aquel un momento que con el paso del tiempo tuvo el poder de multiplicarse en infinitos momentos. El ruso le dijo a Eneka, tienes mucha razon con eso que dices de las mujeres, y busco la botella de vodka, que en ruso queria decir agua, pero que no era agua sino una bebida que se obtenia del centeno y de las patatas y del maiz y que Basilio conseguia en los barcos que llegaban a puerto, y bebio un trago largo de aquella babida fuerte y tambien bebio Eneka y yo bebi despues y primero senti resquemor, pero luego senti placer, y pense que habia una variedad infinita de maneras de pensar, que incluso habia pensamientos que se sostenian solos, que vivian independientes y no tenian relacion con nadie que los pensara, pensamientos que anidaban en una cabeza como si esta fuera un alero cualquiera, y vino uno de esos pensamientos hasta mi y dije, hablais como si hubiera unos mundos por llegar y tuvieramos que esperar o buscar esos mundos, y todos se quedaron mirandome sorprendidos y sin decir nada, y volvi a beber otro trago de aquella bebida que ardia y les dije, puede que no haya nada mas que esto, y el ruso dijo, tu de que hablas, a mi me queda por llegar un mundo con Angelica, y Alipio dijo, tu de que estas hablando, el orden existente esta en los limites y es la utopia quien rompe los lazos que atan esos limites dandonos la libertad de buscar el desarrollo de un nuevo orden sin hombres oprimidos, y la señorita Julia, que bebia el Oporto como si estuviera sorbiendo ostras, dijo, que estas diciendo, Nalo, claro que vendra otro mundo en el que un hombre hecho y derecho y bien atribuido me hara su mujer, un mundo en el que se multipliquen por mil las razones que ahora tengo para vivir, que tengo alguna, no vayais a pensar, pero ni comparacion con las que tendre cuando ocurra lo que tiene que ocurrir, y Aida intervino para decir, tiene que venir, Nalo, tiene que venir porque hay demasiada gente esperandolo, y Felix y Elvira asintieron y partieron un huevo cocido para los dos, y Eneka dijo, puede que Nalo tenga razon y tanta borrachera de esperanza no nos deje ver lo bueno del mundo que ya tenemos, y Lucia grito, que tenemos, mierda es lo que tenemos, vivimos inventando excusas para no ver lo que tenemos, siempre pintando la mierda de colores. Las voces de todos se desdibujaron hasta fundirse con un silencio que a mi me estaba creciendo por dentro, y aquel pensamiento, que no era mio, que habia llegado a los aleros de mi cabeza como una golondrina, me mostro que el silencio era el espacio donde todo cabia, el lugar donde el alma de cada uno se mezclaba con el alma de todos, hasta de aquellos que habian pertenecido a generaciones desaparecidas. Mi hermana se agarro a la excusa de la poesia y bebio vino y bebio vodka, agua del Volga, decia ella, y cantaba, labios que chupais de la muerte, ojos que abominais los parpados trasparentes, vientres locos en el espiral de la prisa, y obligo a todos a exponer sus excusas, Alipio la revolucion pendiente, Julia ese hombre rudo y pasional que la habria de sacar del tedio, Aida el amor en una casa grande, Felix sus ahorros para terminar su vida en paz en el lugar donde habia nacido, Elvira el aroma de sus guisos, Basilio la hija del practicante, Eneka la sabiduria de las enciclopedias y yo el mundo de la jardineria, y despues hubo nuevas vueltas y fueron surgiendo nuevas excusas o explicaciones diferentes a las excusas primeras. Lucia quiso bailar con Basilio, y el ruso ponia mucha pasion y tambien ponia mucho sentimiento en todo lo que hacia, entono canciones populares eslavas, que el llamaba jorovodis, canto algo parecido a un romance, el lo llamaba bilini, bailo todos los bailes de su tierra, se arrastraba, saltaba, doblaba las rodillas hasta casi sentarse en el suelo, pero sin sentarse, y ponia los brazos uno sobre el otro, extendidos como si estuvieran apoyados en la barandilla de un balcon, pero no habia barandilla, ni habia balcon, y en esta posicion sus pies se iban levantando de forma alterna del suelo y lo hacian como si tuvieran resortes, y parecia completamente excitado porque su cara estaba roja, como si a un metro de ella estuvieran los hornos de la fabrica, y sus ojos diminutos giraban como engranajes mecanicos, y todos reian, y por fin Basilio se dejo caer, se apoyo contra la pared y dijo, me falta la jaleika, pero voy a cantaros un piesni sobre deliquios de amor, y fue tan tierna la musica de aquella cancion cuya letra no entendimos que parecia una cancion de cuna, y aquella musica tambien se quedo en el espacio infinito de mi silencio. Cuando el ruso termino su cancion, los ojos de mi hermana estaban tan enrojecidos que no tenian iris y parpadeaban remisos en medio de un charco, y ella le pidio a Eneka que la acompañara hasta su casa. y el jardinero asi lo hizo.
Aquella noche, mi hermana Lucia y mi amigo Eneka la pasaron juntos y decidieron unir sus vidas. El compro una maleta galvanizada, metio en ella su ropa y se fue a vivir a casa de mi hermana. Unicamente me dijo, con una voz clara y lenta, estoy seguro de que saldra bien, para algo habra de servir la Republica. Yo no dije nada porque no entendi bien aquella referencia pilitica de Eneka. Esa tarde, el fue a la casa nueva con Basilio y Alipio a rematar unos aleros, y yo fui a visitar a mi hermana. Estaba en la cocina, sentada en la mecedora y sin hacer nada, solo balanceandose. Le dije, entonces tu tambien piensas que saldra bien. Ella no me miraba. Me dijo, no, no lo se, pero voy a bajarme de la nube en la que vivo desde la muerte de Julian, bueno, desde antes de la muerte de Julian, voy a bajarme aqui, a la tierra, y voy a entregarme a ese hombre, toda, entera, voy a poner a funcionar otra vez el reloj, ese reloj que estaba parado en una mentira. A mi me gustaba mucho aquella manera de hablar que tenia Lucia, adornando los pensamientos con metaforas y musicas que hacian que su voz reluciera como la bombilla de una fiesta. Me arrodille junto a ella y la abrace, y sin dejar de balancearse me dijo, cuando tu naciste habia varias matas de hortensias azules y rojas contra la pared del patio, eran inmensas, yo las estaba mirando cuando padre vino a decirme que habias nacido. Me recline en sus pechos, y me besaba y seguia hablandome de los olores que habia en el patio aquel dia en que yo habia llegado al mundo, y no sabia por que me contaba aquello mi hermana Lucia, pero me provocaba mucha paz y mucho placer y alimentaba aquel silencio que me crecia dentro, por eso le pedi que continuara hablandome, y me dijo, aquel invierno fue tan duro que hubo que arrancar todas las plantas del patio, tambien las hortensias, pero el olor siguio alli, perdurando por encima de otros olores que fueron llegando despues, con los olores ocurre lo mismo que con las personas, que perduran aun despues de haber muerto y a veces se te aparecen para traerte recuerdos que habias perdido. Eso me dijo Lucia, y guardamos silencio, solo se oia el golpeteo de los balancines en el suelo, y entonces vino hasta mi el olor a alquitran de las camisetas sucias de nuestro padre y tambien el olor a cafe negro que siempre habia en la cocina cuando el vivia, porque el bebia grandes tazones de cafe negro a todas horas, y se lo dije a Lucia, y a ella tambien le habian llegado aquellos olores, y me dijo, padre anda por aqui repartiendonos sus olores, y senti un extraño estremecimiento. Ella me dijo, ves como hay siempre mundos que estan llegando, y no supe si aquello me lo decia por la aparicion repentina de los olores perdidos o por la nueva vida que ella estaba iniciando. Le dije, me voy a casa, y me beso, estaba muy hermosa, me abrace a ella y en aquel abrazo habia una explicacion secreta, y pense que por las mujeres corria la vida como un gran rio, que a traves de ellas tenia continuacion el mundo, que la naturaleza y sus misterios estaban en ellas, que fluia por ellas la historia de los pueblos. Me dijo, fijate en el abuelo, aquel mundo que ya creia perdido le volvio a llegar de pronto.
Cuando llegue a casa, el abuelo Cosme estaba frente al fogon esperando que hirviera el cafe. Habia sustituido el anis por el cafe y los periodos de silencio por una actividad frenetica, impropia de un hombre con las rodillas desgastadas y serias dificultades respiratorias. Me fije en los huesos de sus monos, forradas de un pellejo oscuro, y tambien repare en su espalde arqueada y en su barba canosa y revuelta, y le dije, dormira usted mal con tanto cafe, y el retiro el puchero y puso la manga de colar en el tazon y vertio un chorro negro y humeante, y me respondio, ya estuve dormido demasiado tiempo. Pense que al fin el espiritu de mi abuelo habia encontrado el sosiego, graciasv a la actividad desmedida a la que se habia entregado en los ultimos meses, y el unico y opresivo momento que durante años habia ocupado su memoria se habia transformado de prontro en numerosos y variados momentos, y de su mundo en silencio brotaron infinitos mundos. Me dijo, mañana conviene que subas a la obra, quiero que vayas pensando en la idea del rodal botanico.
Se levantaba al amanecer, subia al caballo y lo conducia hasta los prados de Zalampernio. Alli andaba desde hacia meses en la ejecucion de un desatinado proyecto que consistia en la utilizacion del agua del arroyo Xamial para la produccion de energia. Comenzo empleando a unos mozos portugueses que decian conocer las construcciones de piedra, y con ellos se iniciaron las presas, los tragantes, las palizadas, las torgas y los azudes, mientras el elaboraba calculos sobre planos trazados en el terreno, planificaba el nuevo cauce de la corriente con lechos acemados e inventaba tropiezos y saltos que provocaban cataratas. Compro en las fabricas materiales de deshecho y con la ayuda entusiasta de algunos voluntarios y, sobremanera, del ruso Basilio, para quien el abuelo se habia convertido en el Leonardo da Vinci de las cuencas mineras fue realizando con absoluta perseverancia cada una de las ideas que se agolpaban haciendo cola en su cabeza. Aquel personaje sombrio y esoterico que para todo el valle habia sido el abuelo, se fue convirtiendo en un ser animoso y arrogante, baladron incluso, protagonista diario de los encuentros nocturnos de la cantina de Colino, donde explicaba sus ideas a todos los presentes con el mismo entusiasmo y la misma capacidad con la que un dia habia encandilado al ingeniero Hendrik, y asi lo mismo les hablaba de la presion del aire comprimido o de las leyes de la plasticidad como del modo de obrar del organo principal en las quebrantadoras conicas, y todos lo escuchaban sorprendidos y con la mirada atonita, sin reconocer a aque hombre que se habia condenado a si mismo a tantos años de silencio y que ahora prometia explotar para ellos las fuerzas naturales, aprovechar para ellos el poder de la Naturaleza, porque del poder de los politicos mas valia no hablar, y con los vasos de aguardiente en las manos observaron como se estiraba su piel cuarteada, como blanqueaban sus dientes carcomidos, como sus cabellos recuperaban su color natural y como desaparecian por arte de magia los arañazos de su espiritu. Cada dia eran mas los curiosos que se acercanan a Zalampernio a contemplar la marcha de las obras y cada vez eran mas los voluntarios que se desprendian de sus chaquetas para acercarse a echar una mano en el movimiento de tierras o en las tareas de excavar canales, arrancar escollos o partir las piedras, y aquellos que andaban desocupados se acercaban al aserradero para ayudar a preparar las armaduras, los virones de castaño, las blindas para el embalse y las grandes vigas de haya o de roble. Hubo dias en los que el abuelo conto con cuadrillas de mas de treinta voluntarios, entre los que trambien habia niños, y el los dirigia a todos con una voz potente que parecia nueva y con una energia de comandante en medio de una batalla, y maldecia y exigia atencion para evitar los errores y les decia que aquella era una obra de todos y por primera vez en su vida se encontro ejerciendo el oficio de un verdadero capataz. Las obras de Zalampernio cobraron tanta notoriedad que hubo donativos importantes, algunos anonimos y llegados de lejos, y se acercaron emisarios del Ayuntamiento para interesarse por las obras, pero fue rechazada por el abuelo cualquier tipo de intervencion o de ayuda oficial, y llego la noticia a los ingenieros belgas y el señor Hedrik le explico al abuelo que ellos se harian cargo de todos los gastos de las obras si estas pasaban a formar parte de su compañia, eso si, siempre aceptando las condiciones que impusiera el abuelo, pero el le contesto al ingeniero delante de todos que la Naturaleza no tiene dueño y que tampoco deberian tener dueño las voluntades humanas. La señora Geertghe recibio con tal entusiasmo la noticia de que aquel que habia merecido su amor habia resucitado, que tambien ella misma dio muestras evidentes de resurreccion, y se mostro mas joven, desprendida de sus gestos de locura, se dedico a restaurar algunas zonas del palacio que habian sido abandonadas. ordeno pintar con colores calidos algunos de los cuartos, se intereso por los arrietes nuevos y consiguio de los ingenieros la autorizacion para construir un nuevo cenador poligonal de madera labrada. Un dia se acerco a mi y me dijo, toma, Nalo, llevale esto a tu abuelo, y me entrego un sobre cerrado, y le dije, se lo dare esta noche, y ella dijo, no, llevalo ahora, y en sus palabras habi suplica y en sus ojos habia deseo, por eso solte la pala y deje lo que estaba haciendo y corri sin detenerme hacia los prados de Zalampernio. El abuelo estaba sentado sobre un gran bloque de granito del cual deberian salir las muelas corredoras y tambien las muelas soleras. Abrio el sobre, tomo el fdajo de billetes y leyo la nota que habia entre ellos, luego sonrio y me dijo, parece como si el tiempo anduviera dando vueltas, y yo le dije, ella se muestra muy entisiasmada, y el me paso una mano sobre el hombro y me dijo, algun dia te contare la verdad sobre esa mujer, y yo quede extrañado porque pense que el ya me habia contado toda la verdad sobre la señora Geertghe. Con aquel dinero el abuelo contrato a unos canteros gallegos, compro un par de mulas y tambien adquirio ebonita, que era el caucho endurecido, y otros materiales extrabagantes que nasdie conocia, para la construccion de electroforos, multiplicadores, condensadores, electrometros, y maquinas electrostaticas, y el ruso pudo comenzar la confeccion de yunques y martinetes, y tambien de tornos, mandriles y rodeznos.
Cuando llegue a casa, el abuelo Cosme estaba frente al fogon esperando que hirviera el cafe. Habia sustituido el anis por el cafe y los periodos de silencio por una actividad frenetica, impropia de un hombre con las rodillas desgastadas y serias dificultades respiratorias. Me fije en los huesos de sus monos, forradas de un pellejo oscuro, y tambien repare en su espalde arqueada y en su barba canosa y revuelta, y le dije, dormira usted mal con tanto cafe, y el retiro el puchero y puso la manga de colar en el tazon y vertio un chorro negro y humeante, y me respondio, ya estuve dormido demasiado tiempo. Pense que al fin el espiritu de mi abuelo habia encontrado el sosiego, graciasv a la actividad desmedida a la que se habia entregado en los ultimos meses, y el unico y opresivo momento que durante años habia ocupado su memoria se habia transformado de prontro en numerosos y variados momentos, y de su mundo en silencio brotaron infinitos mundos. Me dijo, mañana conviene que subas a la obra, quiero que vayas pensando en la idea del rodal botanico.
Se levantaba al amanecer, subia al caballo y lo conducia hasta los prados de Zalampernio. Alli andaba desde hacia meses en la ejecucion de un desatinado proyecto que consistia en la utilizacion del agua del arroyo Xamial para la produccion de energia. Comenzo empleando a unos mozos portugueses que decian conocer las construcciones de piedra, y con ellos se iniciaron las presas, los tragantes, las palizadas, las torgas y los azudes, mientras el elaboraba calculos sobre planos trazados en el terreno, planificaba el nuevo cauce de la corriente con lechos acemados e inventaba tropiezos y saltos que provocaban cataratas. Compro en las fabricas materiales de deshecho y con la ayuda entusiasta de algunos voluntarios y, sobremanera, del ruso Basilio, para quien el abuelo se habia convertido en el Leonardo da Vinci de las cuencas mineras fue realizando con absoluta perseverancia cada una de las ideas que se agolpaban haciendo cola en su cabeza. Aquel personaje sombrio y esoterico que para todo el valle habia sido el abuelo, se fue convirtiendo en un ser animoso y arrogante, baladron incluso, protagonista diario de los encuentros nocturnos de la cantina de Colino, donde explicaba sus ideas a todos los presentes con el mismo entusiasmo y la misma capacidad con la que un dia habia encandilado al ingeniero Hendrik, y asi lo mismo les hablaba de la presion del aire comprimido o de las leyes de la plasticidad como del modo de obrar del organo principal en las quebrantadoras conicas, y todos lo escuchaban sorprendidos y con la mirada atonita, sin reconocer a aque hombre que se habia condenado a si mismo a tantos años de silencio y que ahora prometia explotar para ellos las fuerzas naturales, aprovechar para ellos el poder de la Naturaleza, porque del poder de los politicos mas valia no hablar, y con los vasos de aguardiente en las manos observaron como se estiraba su piel cuarteada, como blanqueaban sus dientes carcomidos, como sus cabellos recuperaban su color natural y como desaparecian por arte de magia los arañazos de su espiritu. Cada dia eran mas los curiosos que se acercanan a Zalampernio a contemplar la marcha de las obras y cada vez eran mas los voluntarios que se desprendian de sus chaquetas para acercarse a echar una mano en el movimiento de tierras o en las tareas de excavar canales, arrancar escollos o partir las piedras, y aquellos que andaban desocupados se acercaban al aserradero para ayudar a preparar las armaduras, los virones de castaño, las blindas para el embalse y las grandes vigas de haya o de roble. Hubo dias en los que el abuelo conto con cuadrillas de mas de treinta voluntarios, entre los que trambien habia niños, y el los dirigia a todos con una voz potente que parecia nueva y con una energia de comandante en medio de una batalla, y maldecia y exigia atencion para evitar los errores y les decia que aquella era una obra de todos y por primera vez en su vida se encontro ejerciendo el oficio de un verdadero capataz. Las obras de Zalampernio cobraron tanta notoriedad que hubo donativos importantes, algunos anonimos y llegados de lejos, y se acercaron emisarios del Ayuntamiento para interesarse por las obras, pero fue rechazada por el abuelo cualquier tipo de intervencion o de ayuda oficial, y llego la noticia a los ingenieros belgas y el señor Hedrik le explico al abuelo que ellos se harian cargo de todos los gastos de las obras si estas pasaban a formar parte de su compañia, eso si, siempre aceptando las condiciones que impusiera el abuelo, pero el le contesto al ingeniero delante de todos que la Naturaleza no tiene dueño y que tampoco deberian tener dueño las voluntades humanas. La señora Geertghe recibio con tal entusiasmo la noticia de que aquel que habia merecido su amor habia resucitado, que tambien ella misma dio muestras evidentes de resurreccion, y se mostro mas joven, desprendida de sus gestos de locura, se dedico a restaurar algunas zonas del palacio que habian sido abandonadas. ordeno pintar con colores calidos algunos de los cuartos, se intereso por los arrietes nuevos y consiguio de los ingenieros la autorizacion para construir un nuevo cenador poligonal de madera labrada. Un dia se acerco a mi y me dijo, toma, Nalo, llevale esto a tu abuelo, y me entrego un sobre cerrado, y le dije, se lo dare esta noche, y ella dijo, no, llevalo ahora, y en sus palabras habi suplica y en sus ojos habia deseo, por eso solte la pala y deje lo que estaba haciendo y corri sin detenerme hacia los prados de Zalampernio. El abuelo estaba sentado sobre un gran bloque de granito del cual deberian salir las muelas corredoras y tambien las muelas soleras. Abrio el sobre, tomo el fdajo de billetes y leyo la nota que habia entre ellos, luego sonrio y me dijo, parece como si el tiempo anduviera dando vueltas, y yo le dije, ella se muestra muy entisiasmada, y el me paso una mano sobre el hombro y me dijo, algun dia te contare la verdad sobre esa mujer, y yo quede extrañado porque pense que el ya me habia contado toda la verdad sobre la señora Geertghe. Con aquel dinero el abuelo contrato a unos canteros gallegos, compro un par de mulas y tambien adquirio ebonita, que era el caucho endurecido, y otros materiales extrabagantes que nasdie conocia, para la construccion de electroforos, multiplicadores, condensadores, electrometros, y maquinas electrostaticas, y el ruso pudo comenzar la confeccion de yunques y martinetes, y tambien de tornos, mandriles y rodeznos.
El ruso Vasili Kolesnikov estaba entusiasmado con su nueva ocupacion. Era feliz escuchando el ruido de las mazas, los retumbos de las maderas, la algarabia de los niños y el ladrido de los perros alrededor de las hogueras, y mientras golpeaba los hierros cantando las viejas canciones eslavas, se dejaba atrapar en la trampa de la nostalgia y revivia aquellas tardes en Iaroslav, cuando su padre lo llevaba de la mano a visitar las obras de la nueva fabrica de herrajes o las del puente sobre el rio Kotorosl, construir es perdurar mas alla de la muerte, le decia su padre, y aquellas palabras las habria de recordar para siempre al contemplar obras grandiosas como el templo de Juan Crisantemo de su ciudad, los puentes sobre el Volga, la fortaleza de Cazan o los palacios de Moscu. Construir para perdurar, pero tendra que haber algo mas, una forma de mantener vivos los pensamientos pasados, de inventarle lados nuevos a la belleza o una manera de hacer realidad lo increible, esto pensaba el ruso al contemplar la obra de Zalampernio, y le preguntaba al abuelo, por que haces todo esto, Cosme, y este respondia, es como levantarse en armas, y Basilio preguntaba, en armas contra quien, y el abuelo le explicaba, contra el mundo, Basilio, contra ese mundo que lo mire por donde lo mire no termina de gustarme, y el ruso reia y seguia tarareando aquellas canciones que el llamaba jorobodis, por las riberas del Volga los cosacos se enamoran y las hilanderas se van vistiendo de novias. La niña Angelica, la hija del practicante señór Patricio, tambien acudio a visitar las obras, y vio al ruso cantando, contemplo el sudor que arroyaba por sus brazos brillantes y deseo estar alli cada dia trabajando a su lado, y Basilio la vio a ella como la unica mujer del mundo, con sus pecas marrones como nubes en medio de dos relampagos verdes, con sus pechos balanceandose como campanas de gloria, y detras de ella veia Basilio el chorro de uno de los saltos de agua recibiendo el sol y le parecio a Basilio que Angelica estaba flotando sobre una telaraña de luz, penso que el cuerpo de Angelica era la obra mas grandiosa de cuantas habia conocido, y deseo entrar en aquel cuerpo para perdurar en el, y la miro como si ella estuviera desnuda, y se le velo la mirada, era el sudor, era el desmayo que hacia desaparecer los obstaculos, y el ruso solto el martillo y tambien solto la barra de hierro y fue hacia ella y no miro atras porque nada existia a sus espaldas y no miro a los lados porque solo habia un camino que iba hacia la niña que se habia convertido en la unica mujer, y llego hasta ella y le dijo, vente conmigo, y la tomo de una mano y ella dijo, van a vernos, y el dijo, no hay nadie que pueda vernos, y la llevo detras de los embalses y la recosto sobre una de las llabanas de la presa que aun no llevaba agua y le dijo, Angelica, tengo que hacer lo que voy a hacer, y lo hizo, y ella dejo que lo hiciera, y cuando terminaron de hacerlo se volvieron a oir los golpes de las mazas en las piedras y el ruido del arroyo saltando por encima de las escolleras y la algarabia de los niños y algun que otro ladrido de perro, y Basilio dijo, yo te quiero para siempre, y la niña Angelica lloraba con los ojos cerrados y le daba saltos el corazon como si fuera una rana que se habia tragado y le decia, yo tambien te quiero, pero mi padre nos va a matar a los dos, y el ruso la abrazaba y le decia, esta obra no la puedo dejar porque es una obra grande, la mas grande de todas, en realidad mas que una obra es una revolucion, pero cuando termine esta obra que es mas que una obra nos iremos juntos, y Angelica preguntaba, y adonde nos iremos, y el le hablaba de los mares, del mar Cantabrico, y tambien del mar Caspio que era dos cosas a la vez porque era un mar blanco y tambien era el lago mas grande del mundo, y le describia los barcos gigantes que navegaban durante meses por el oceano, que era el superlativo del mar, y le hablaba de los ferrocarriles que cruzaban varios paises sin detenerse y tambien le hablaba del Volga, que era uno de los rios mayores de la tierra y dejaba sus aguas en el Caspio, y la besaba y le decia, yo te llevare a conocer los embarcaderos imperiales del Volga, y ella escuchaba embelesada todo cuanto el ruso decia, y se acurrucaba en el y repetia, mas te vale, Basi, mas te vale.
En el mes de noviembre del año treinta y dos las obras estaban muy avanzadas, pero la nieve obligo a detener los trabajos. En la zona mas estrecha y rocosa del arroyo se habia construido una represa de troncos que empantanaba el agua y la distribuia en dos azudes de piedra, con rejillas y compuertas y camaras de decantacion, hasta elevarla y dejarla en dos embalses, al sur, por encima de todas las construcciones, el abuelo quiso que yo plantase cada una de las especies de arboles y arbustos conocidos para que sirviera de distraccion y aprendizaje a la generacion de escolares de entonces y a cuantas hubieran de venir, y tambien para que absorbieran la humedad existente cuando el azote de los calores excesivos castigara aquellos parajes, y asi comence la busqueda y la seleccion de los diferentes tipos de sauces, fresnos, pinos y robles, ademas de tejos, bojes, humeros, abedules, avellanos, nogales, castaños, higueras, serbales y laureles, hasta un total de veintisiete especies, algunas dificiles de localizar, y tambien seleccione, con la ayuda de Eneka, aligustres, retamas, espineras, cornejos, acebos, buganvillas y otros arbustos hasta el numero de treinta y dos, todo, segun el abuelo, para que el tiempo se detuviera alli a contemplar las diferentes caras de la belleza, para que el silencio se escuchara alli de otra manera, para que se entretuvieran las brisas llegadas de lejos y encontraran cobijo los pajaros nativos y tambien los pajaros extranjeros. El mayor y mas elevado de los embalses dejaria caer el agua para que su fuerza viva moviera las ruedas y las correas y los arboles motores y activara las turbinas y las dinamos y los alternadores y trajera hasta aquel lugar, de una manera humilde, casi natural y gratuita, de la misma manera que en el cielo todos los dias amanece, la luz electrica, y de esa forma las noches serian menos oscuras y no esconderian tantos secretos y los enamorados serian capaces de verse los ojos para calcular con mayor precision las vueltas que habrian de darle a la vida y las madres podrian determinar el origen del llanto de sus hijos y la vida seria mas facil para aquellos que nada tenian, ni siquiera una misera bombilla que les ahuyentara la soledad, porque tambien la electricidad era propiedad de los ricos y los ricos eran ricos porque exigian derramas y gabelas por prestar cuanto poseian, incluida la luz electrica. El segundo de los embalse serviria el agua en receptores hidraulicos para un complejo de rabiles que separarian el grano de la glumilla, de molinos para molturar el maiz, la escanda y el trigo, de batanes para suavizar la lana y el lino, de ferrerias donde se calcinaran las mesas y se hicieran los forjados primeros, de martinetes, de afiladeras y de fraguas donde los vicinos fabricarian las herreamientas necesareas para sus hogares y para sus labores en el campo y la ganaderia.
El abuelo aprovecho la suspension de las obras para poner en orden sus notas, repasar algunos libros y pensar en la manera de recabar los fondos. Mi hermana Lucia hablo con Juan Jacobo Varela y el violinista le consiguio una entrevista con el presidente de la Diputaciom, el socialista Ramon Gonzalez Peña, con quien Caparina habia trabajado en la mina Poca Cosa, epoca desde la cual a pesar de sostener ambos ideas muy diferentes, fueron grandes amigos. Procura que parezca que don Ramon es quien llama al abuelo, le dijo Lucia al anarquista, y este asi lo hizo, y le dijo a su amigo Ramon, vas a conocer a un personaje muy singular, y Ramon le explico, escuche hablar de el cuando estuve en la Escuela ede Capataces. El abuelo le dijo a la abuela, anda, Angustias, saca del baul el traje de pana para que no me expulse de alli el ordenanza, y la abuela murmuro, vuelta la burra al trigo, y limpio y plancho el traje con el que el abuelo habia asistido a cuatro bodas, la de su hijo Urbano, la de mi madre, la de mi tia Margarita y la de mi hermana Lucia, y se enfundo el traje y fue a que el señor Patricio le cortara el pelo y le arreglara la barba y se presento en el Palacio de la Diputacion un dia de diciembre en el que el sol habia comenzado a derretir la nieve. Supongo que vengo aqui para explicarle el proyecto de Zalampernio, dijo el abuelo al entrar, y don Ramon sonrio, le sirvio una copa de jerez y le dijo, asi es, y el abuelo saco sus papeles, se sento y dijo, este mundo acabara jodiendose por completo el dia en que dos hombres dejen de imaginar las formas de mantener viva y libre su voluntad, y durante dos horas le hablo de las caracteristicas geologicas y orograficas de Zalampernio, de la intensidad de las aguas y de la direccion de los vientos, de la socializacion de los recursos naturales, del poder de las ruedas dentadas y su disposicion a partir de la imagen mecanica del cuerpo humano, de los secretos del agua embalsada y de las atribuciones electricas de los pelos del gato, le explico sus ideas sobre el socialismo cientifico y las trasformaciones operadas en los modos de produccion y de cambio, le dibujo detalladamente cada una de las singularidades de su proyecto y reflexiono sobre el silencio de los hombres y sobre los ruidos de la tierra para terminar exponiendole, con la respiracion alterada y los pulmones dilatados, los efectos educativos de la botanica aplicados al arte de crecer y de vivir en paz. Aquel hombre sosegado y experto en el trato humano, que habia sido ministro, maestro, facultativo, gobernador y alcalde, hasta llegar a presidente de la Diputacion, habia escuchado al abuelo sin ocultar su entusiasmo y cuando este termino de hablar se pregunto si no estaria soñando, y le dijo, carajo, Cosme, debi conocerle a usted mucho antes, con hombres asi la revolucion socialista seria asunto de coser y cantar, y el abuelo le dijo, mire, don Ramon, creo que vamos por buen camino porque es usted el primero que se da cuenta de que ando en la tarea de hacer la revolucion, estaba cansado de mirarme a los ojos y vermelos muertos, de mirar a los ojos de la gente y ver en ellos la resignacion y la muerte, sin esperar nada, ni siquiera el paso del tiempo, harto de oler y respirar esa resaca que dejan la soledad y la impotencia, y esa resaca huele como la magaya de las prensas, no se ve facilmente porque no anda por fuera, cada uno la lleva dentro y quienes la sufren parece que caminan desandando, que hablan confundiendo y que miran sin mirar, y yo no creo en Dios, don Ramon, no tengo ese privilegio o lo que sea, asi que tengo que agarrarme a algo para que no se me resabie la sangre. Gonzalez Peña invito al abuelo a una comida en la que tambien estaban sus secretarios. Determinaron poner en marcha todos los tramites para que la obra del abuelo contara con cuantas licencias y autorizaciones exigieran las leyes vigentes, tramitaron disposiciones de urgencia, cursaron instrucciones al Ayuntamiento y al Gobierno Civil para eximir al abuelo del pago de tasas, gravamenes, contribuciones e impuestos, declararon publicamente la obra de Zalampernio de imteres general y el propio Gonzalez Peña escribio una carta personal a las organizaciones de la Casa del Pueblo, a los comites del Sindicato Minero y a las agrupaciones socialistas solicitando la maxima colaboracion con aquel proyecto que, escribia el, representa la manifestacion completa de una vida popular de la cual surgen la libertad, la igualdad, el orden nuevo y la fuerza misma del acto revolucionario que sobrepasa al individuo en la medida en que lo saca de su soledad y le proporciona una razon de obrar y la busqueda de la ayuda mutua, factor de evolucion este ultimo que facilita el desarrollo de las coctumbres y caracteres que aseguran el sostenimiento maximo de la especie, junto con el bienestar y goce de la vida, al mismo tiempo que evita el desgaste inutil de energias y procura una conciencia de la participacion en el destino colectivo.
El abuelo aprovecho la suspension de las obras para poner en orden sus notas, repasar algunos libros y pensar en la manera de recabar los fondos. Mi hermana Lucia hablo con Juan Jacobo Varela y el violinista le consiguio una entrevista con el presidente de la Diputaciom, el socialista Ramon Gonzalez Peña, con quien Caparina habia trabajado en la mina Poca Cosa, epoca desde la cual a pesar de sostener ambos ideas muy diferentes, fueron grandes amigos. Procura que parezca que don Ramon es quien llama al abuelo, le dijo Lucia al anarquista, y este asi lo hizo, y le dijo a su amigo Ramon, vas a conocer a un personaje muy singular, y Ramon le explico, escuche hablar de el cuando estuve en la Escuela ede Capataces. El abuelo le dijo a la abuela, anda, Angustias, saca del baul el traje de pana para que no me expulse de alli el ordenanza, y la abuela murmuro, vuelta la burra al trigo, y limpio y plancho el traje con el que el abuelo habia asistido a cuatro bodas, la de su hijo Urbano, la de mi madre, la de mi tia Margarita y la de mi hermana Lucia, y se enfundo el traje y fue a que el señor Patricio le cortara el pelo y le arreglara la barba y se presento en el Palacio de la Diputacion un dia de diciembre en el que el sol habia comenzado a derretir la nieve. Supongo que vengo aqui para explicarle el proyecto de Zalampernio, dijo el abuelo al entrar, y don Ramon sonrio, le sirvio una copa de jerez y le dijo, asi es, y el abuelo saco sus papeles, se sento y dijo, este mundo acabara jodiendose por completo el dia en que dos hombres dejen de imaginar las formas de mantener viva y libre su voluntad, y durante dos horas le hablo de las caracteristicas geologicas y orograficas de Zalampernio, de la intensidad de las aguas y de la direccion de los vientos, de la socializacion de los recursos naturales, del poder de las ruedas dentadas y su disposicion a partir de la imagen mecanica del cuerpo humano, de los secretos del agua embalsada y de las atribuciones electricas de los pelos del gato, le explico sus ideas sobre el socialismo cientifico y las trasformaciones operadas en los modos de produccion y de cambio, le dibujo detalladamente cada una de las singularidades de su proyecto y reflexiono sobre el silencio de los hombres y sobre los ruidos de la tierra para terminar exponiendole, con la respiracion alterada y los pulmones dilatados, los efectos educativos de la botanica aplicados al arte de crecer y de vivir en paz. Aquel hombre sosegado y experto en el trato humano, que habia sido ministro, maestro, facultativo, gobernador y alcalde, hasta llegar a presidente de la Diputacion, habia escuchado al abuelo sin ocultar su entusiasmo y cuando este termino de hablar se pregunto si no estaria soñando, y le dijo, carajo, Cosme, debi conocerle a usted mucho antes, con hombres asi la revolucion socialista seria asunto de coser y cantar, y el abuelo le dijo, mire, don Ramon, creo que vamos por buen camino porque es usted el primero que se da cuenta de que ando en la tarea de hacer la revolucion, estaba cansado de mirarme a los ojos y vermelos muertos, de mirar a los ojos de la gente y ver en ellos la resignacion y la muerte, sin esperar nada, ni siquiera el paso del tiempo, harto de oler y respirar esa resaca que dejan la soledad y la impotencia, y esa resaca huele como la magaya de las prensas, no se ve facilmente porque no anda por fuera, cada uno la lleva dentro y quienes la sufren parece que caminan desandando, que hablan confundiendo y que miran sin mirar, y yo no creo en Dios, don Ramon, no tengo ese privilegio o lo que sea, asi que tengo que agarrarme a algo para que no se me resabie la sangre. Gonzalez Peña invito al abuelo a una comida en la que tambien estaban sus secretarios. Determinaron poner en marcha todos los tramites para que la obra del abuelo contara con cuantas licencias y autorizaciones exigieran las leyes vigentes, tramitaron disposiciones de urgencia, cursaron instrucciones al Ayuntamiento y al Gobierno Civil para eximir al abuelo del pago de tasas, gravamenes, contribuciones e impuestos, declararon publicamente la obra de Zalampernio de imteres general y el propio Gonzalez Peña escribio una carta personal a las organizaciones de la Casa del Pueblo, a los comites del Sindicato Minero y a las agrupaciones socialistas solicitando la maxima colaboracion con aquel proyecto que, escribia el, representa la manifestacion completa de una vida popular de la cual surgen la libertad, la igualdad, el orden nuevo y la fuerza misma del acto revolucionario que sobrepasa al individuo en la medida en que lo saca de su soledad y le proporciona una razon de obrar y la busqueda de la ayuda mutua, factor de evolucion este ultimo que facilita el desarrollo de las coctumbres y caracteres que aseguran el sostenimiento maximo de la especie, junto con el bienestar y goce de la vida, al mismo tiempo que evita el desgaste inutil de energias y procura una conciencia de la participacion en el destino colectivo.
Cuando llego la primavera las obras se reanudaron y eran tantos los voluntarios que se acercaron a Zalampernio, que el abuelo hubo de pedirle a Alipio que dejara durante un tiempo el trabajo en la tejera para que se encargara del control de las ayudas. Esto sera el inicio de una nueva organizacion social donde se articule la autogestion, le dijo Alipio al abuelo, y este le respondio, no me jodas con tanta teoria y organiza a esta gente porque van a terminar reventando las obras. Alipio formo cuadrillas, segun las especialidades de cada uno, organizo turnos de trabajo y nombro un encargado en cada uno de los turnos al que llamo guia de ocasion, designo responsables en cada una de las obras a los que llamo animadores de la produccion y eligio al artesano mas experto en cada uno de los oficios al que asigno el nombre de formador. La capacidad organizadora de Alipio y la dedicacion y la cordialidad de Basilio con todos los voluntarios, hicieron posible que las obras avanzaran al ritmo previsto y en la manera en que el abuelo las habia planificado. Cuando terminaba mi trabajo en el palacio, los dias de libranza y en alguna ocasion en los tiempos de las comidas, yo me aplicaba en las tareas botanicas que me habian sido encomendadas, para las cuales, en numerosas ocasiones, contaba con la ayuda inestimable de mi amigo Enekas, que era el hombre mas sabio en aquellas y en otras muchas circunstancias y materias. Lucia, ayudada por Aida los dias en que esta disfrutaba de licencia en el tejar de Villa Alegre, se ocupaba de la distrubucion de las herramientas y tenia a su cargo un grupo de mujeres y niñas que hacian de enfermeras y lavanderas y de amasadoras y de aguaderas y que tambien en ocasiones cantaban canciones que animaban a los obreros, porque en silencio te quiero desprecias los mis amores, piensa, niña, que en silencio dan su perfume las flores, y traian flores de todos los colores y ramos de laurel y hojas de helecho y retamas floridas, y en los prados de Zalampernio habia vida, una vida de agua y de arboles, una vida de pajaros y de hombres y de mujeres que se cansaban y que sonreian y olvidaban palabras dificiles, y tambien habia sabiduria en aquellos prados en los que un dia el abuelo Cosme nos habia construido una cabaña de madera. Nalo, donde esta la cabaña, me preguntaba Alipio, y yo le señalaba hacia el embalse pequeño y le decia, alli debajo de las aguas, por donde asoma el cogote del nogal, y Alipio me decia, puede que fuera al construir aquella cabaña cuando el abuelo pensara en todo esto. y yo le decia, puede que si, y los dos nos sentiamos conmovidos por las cosas que la vida nos estaba ofreciendo, el miraba siempre mas lejos, me hablaba de una civilizacion donde el hombre, capaz por su ciencia y su voluntad de dominar y de utilizar todas las energias naturales, lograra establecer la armonia en el mundo y en el mismo, despues de haber eliminado la opresion y la injusticia, yo le hablaba de lo poco que hacia falta para sentirse bien, la armonia de una tierra humilde y generosa que se dejaba abrazar y que tambien se dejaba horadar y nos entregaba su alma al desnudo, la sabiduria de que todo lo real no era nada cuando se era capaz de pensar en lo posible, la posibilidad de ser cada dia otro diferente sin dejar de ser el anterior, unas mentes que tenian alas e iban mas lejos que nuestros ojos, las aguas luchando sin tregua en un combate renovado y nosotros mirandolas, la indulgencia de los remansos, las canciones de nuestras mujeres encontrandose y perdiendose en el eco del valle y las canciones eslovenas del ruso Basilio, saber que son la misma cancion. Coño, Nalo, te estas volviendo un sentimental y un filosofo, pero te falta dar a todos esos pensamientos que tu tienes una orientacion revolucinaria, esto me dijo mi primo Alipio y yo le pregunte, por que siempre hablas de lucha y de rebelion, eso implica sufrimiento y muerte, y el me explico, no siempre, Nalo, mira lo que tenemos aqui, se esta produciendo un cambio revoluvionario y solo hay justicia y coraje y alegria y belleza, y segui insistiendo, pero esta lucha la inicio el abuelo desde su sabiduria y desde su necesidad, tu hablas siempre de otras luchas, hablas de la destruccion con bombas y de empuñar fusiles, y entonces Alipio me miro con mucha ternura, como miran los maestros a los alumnos esforzados pero incapaces, y me dijo, te hablo de un mundo donde todos los hombres sean libres, donde nadie sea explotado por nadie, la Iglesia y el Estado dominan el interior del hombre, lo hacen aceptar sus leyes con una seguridad tal, que estas terminan por identificarse con el inconsciente humano y este ultimo se reidentifica luego con las instancias establecidas hasta el punto de que si el hombre trasguede esas leyes, que no son suyas, se siente culpable, y esto no puede ser, es preciso destruir para crear, morir para nacer, acabar con una sociedad controlada en todos sus planos por la tecnocracia capitalista, y para esto no hay otra alternativa que la violencia, la voluntad de asegurar una sociedad libre, exige riesgos extremos, no acepto la idea de que el sevilismo es mejor que el recurso a las armas, ellos ya utilizan la violencia como instrumento de dominacion y nosotros debemos emplearla como instrumento de liberacion y toma de conciencia, en la intensificacion de la lucha la conciencia de clase se hace carne y sangre. Mi primo Alipio seguia hablando y yo no decia nada, me parecian sus palabras como el rezo imposible a un dios desconocido, y cuando termino de hablar, le dije, me gustaria entenderte, pero sigo pensando que existen otras muchas formas de rebelion, algunas tan implacables y silenciosas como el crecimiento de aquellos castaños, y le señale hacia la mata Cotares, que se extendia desde el arroyo Xamial hasta el cordal Talambrero, y entonces me anuncio, muy pronto lo entenderas.
Gonzalez Peña, acompañado de Juan Jacobo Varela Caparina, visito las obras justo el dia que las aguas soltaron su fuerza sobre las turbinas para que los generadores produjeran la corriente que ilumuno las primeras bombillas. Se subio al muro del embalse mas alto, se desabrocho los botones de la camisa y durante unos minutos comtemplo embobado cada uno de los rincones de aquel paisaje extraordinario. Tenia el pelo lacio y partido en dos por una raya casposa y blanca, el rostro sin brillo y con arrugas pronunciadas a los costados de los ojos, alguien dijo que habia cumplido cuarenta y cinco años, en aquel instante aparentaba cincuenta por su aire reconcentrado y por la tirantez de su cara. Al fin dijo, cojones, Cosme, estas cosas son mas dificiles de creer cuando uno las ve que cuando se las imagina, y mi abuelo dijo, las cosas estan donde estan y a veces solo basta con destaparlas. El abuelo, durante la merienda que las mujeres prepararon a base de tortillas y tocino frito, le explico al visitante un nuevo proyecto consistente en la construccion de un acueducto que recogiera las aguas del manantial Furniguero y las llevara hasta un deposito, que podria situarse en la mata Cotares y que suministraria el agua a todas las viviendas de las siete aldeas que habia por debajo de Zalampernio. Esas son cosas mayores, Cosme, estamos hablando de mucho dinero y de propiedades ajenas, la mayoria de esas casas son del marques dw Comillas, de los belgas o del marques de San Feliz, y ya sabes como anda de revuelto el asunto de la propiedad, pero yo te aseguro que si ganamos las elecciones de noviembre expropiaremos hasta las casas si fuera preciso para que lleves a cabo el proyecto, y mi abuelo le dijo, no se preocupe usted, don Ramon, ya me ire apañando de alguna manera, ya sabe, las cosas estan ahi, solo hay que ir escarbando hasta desenterrarlas. Los obreros descansaban y comian, algunos niños lanzaban piedras a los embalses y reian contando los saltos que aquellas daban sobre el agua, un grupo de mujeres escuchaba una historia que Basilio les contaba sobre los zares rusos, Alipio y Caparina conversaban sobre la revolucion pendiente, alguien cantaba una cancion en lo alto del tejado de uno de los molinos, en el campo entre las flores, te busque y no te encontraba, cantaban los ruiseñores y crei que me llamabas. Por la cuesta de los aserraderos bajaba un hombre con un madero al hombro, avanzaba despacio, sudando y arrastrando los pies por el empedrado en construccion, a cada tres pasos se detenia un instante para tomar aliento y limpiarse el sudor. Delante de don Ramon se detuvo y le dijo, señor politico, remanguese la camisa y pongase manos a la obra, y Gonzalez Peña le respondio, todo se andara, buen hombre, todo se andara, y el hizo un gesto despectivo y siguio avanzando, encorvado y rigido bajo el madero, en direccion a las fraguas. Mi hermana me tomo del brazo y me llevo hasta los azudes. El agua cantaba bajo las piedras. Aquella era sin duda la primera de todas las canciones, la que hablaba de todas las cosas, del comienzo de cuanto se conocia. Lucia me dijo, la mayor parte de todo la vemos pasar de largo y va dejando un rastro, una rodera que se convierte en sendero de leyendas y despedidas, y le dije a mi hermana, esto es agua que corre, agua que luego se estanca para despues saltar y mover los engranajes, y ella me dijo, Nalo, la vida esta pasando delante de ti, ya cumpliste veinte años, que sabes de tu mariposa, y le conteste, tendre que sentirla algun dia, y nos fuimos hasta donde estaba el ruso contando historias de los zares.
El ingeniero belga Jacob von Balen, fallecio en Gante, su ciudad natal, unos dias despues de que aqui se celebraran las elecciones de noviembre. Visitaba con su mujer la fabrica de curtidos cuando se le paro el corazon. Su hermano Hendrik, en un viaje escabroso que duro tres dias, condujo a toda su familia, sxcepto a la resucitada Geertghe, quien para su marido habia perdido por completo el sentido de la realidad, hasta la casa familiar, un caseron junto a la Lonja de los Paños, donde aguardaba embalsamado el cadaver de Jacob para los funerales en la catedral de San Bavon, junto a una Sakia envejecida por el dolor y con el rostro enrojecido y desfigurado por tantos dias de lagrimas. Sakia y todas sus hijas, excepto Elena, decidieron continuar sus vidas en Gante. El ingeniero Hendrik, a raiz de la muerte de su hermano, determino dedicar su tiempo a las fabricas belgas de curtidos y paño y a las fabricas alemanas de relojes y porcelana, y puso a la venta todas las participaciones que la familia poseia en las minas y en las fabircas de hierro y de acero. Un grupo financiero integrado por industriales vascos, banqueros de la region, ingenieros franceses y gentes con importantes titulos nobiliarios, que andaban en el empeño de crear una Sociedad Hullera, Metalurgica y Ferroviaria, compro a la familia belga todas sus acciones y propiedades, exceptuando la finca del palacio azul, que se extendia desde el rio, hacia el sur, siguiendo el arroyo de los avellanos, hasta los castañeros y la llanura de los sauces. En el mes de marzo del año treinta y cuatro, el señor Hendrik nos convoco a todos los sirvientes del palacio en la biblioteca para darnos cuenta de la nueva situacion. El ingeniero belga tenia la piel cuarteada, la barbilla partida por un surco oscuro, el cabello completamente blanco, el bigote disminuido y disperso y una mirada atonita y brillante. A su derecha estaban su esposa y su sobrina Elena, a su izquierda el mayordomo Felix con su expresion metalica y el gesto ceremonial de quien esta asistiendo a un acto religioso. El belga nos dio cuenta de las operacines de venta y de la intencion de la señora de residir en el palacio por tiempo indefinido, nos anuncio que la señorita Elena permaneceria junto a su tia hasta completar sus estudios de musica y canto, a todos nos agradecio los servicios prestados, explico en terminos financieros la inevitable necesidad de reducir el numero de los sirvientes y termino su discurso diciendo, la señora ya ha elegido a aquellos que pueden continuar en la casa si asi lo decidieran, son los siguientes, la señora Elvira, con dos ayudantes que ella misma elegira entre las actuales, y Nalo, quien se ocupara del jardin, de las cuadras y de cuantos arreglos necesitara la casa, esto ha sido asi dispuesto de forma definitiva, he de decir que a los demas les deseo mucha suerte, trabajo no les ha de faltar, yo mismo entregare una carta a cada uno reflejano su buen hacer y recomendando sus servicios, por otro lado, en cumplido agradecimiento, hemos decidido compensar a cada uno con una cantidad, segun los años de servicio, asi como gratificar especialmente al mayordomo Feliz con una casa que podra vender, arrendar o utilizar y al jardinero Eneka con dos yeguas y un equipo completo de herramientas de jardineria, y de la misma manera, en cuanto a la señorita Julia, quien con tanta dedicacion cuido de todas mis sobrinas, es deseo de la señora Sakia, que se le haga entrega de un ajuar completo de ropas, muebles y enseres de la casa. Cuando el ingeniero termino de hablar, mire a Elena, quien en todo momento habia fingido distraccioon, y me sonrio y me hizo un guiño que yo interprete, como en otras anteriores ocasiones, como una invitacion al acercamiento. Eneka me abrazo y me felicito, Nalo, me dijo, ya eres jardinero mayor del palacio, pero yo le adverti, todavia no se si quiero serlo, y el me dijo, lo seras porque quieres serlo y ellas quieren que lo seas, asi que puedes poner tus condiciones, seras el unico hombre de la casa, y se rio y adverti que el estaba contento porque se habia cumplido una etapa de su vida y ahora comenzaba otra fuera de aquel palacio azul de los ingenieros belgas y al lado de la musa Caliope, y la sensacion que averigüe en el era de victoria, porque el nunca se apocaba ya que decia que cuando un hombre se amilanaba o dejaba que otros hombres o las circunstancias de la vida lo amilanaran, entonces, eso lo amenguaba y lo asustaba para el resto de sus dias. Felix abrazaba a Elvira. Julia lloraba emocionada, y le pregunte, estas bien, y ella me abrazo y me dijo, te echare de menos, jardinerito de mis entrañas, y me besaba en la cara y en la boca, y quede todo mojado de su saliva y de sus lagrimas y desee que volviera a llevarme a su cuarto para vivir con ella de nuevo aquella circunstancia singular que habia sido niebla y sol a la vez y que tambien habia sido balsamo y aguijon, para escuchar sus gritos de placer, para observar su vientre blanco y tenso subiendo y bajando junto a mi rostro, para cubrir su cuerpo mantecoso y grande con puñados de mimosas, y por eso le dije, si tu quieres podemos despedirnos en tu cuarto cerrando las contraventanas y encendiendo la lampara de la mesilla, y ella lloro y rio a la vez, agradecida y emocionada, y me llamo amorcito y me confeso al oido un secreto que nadie conocia, ni siquiera la señora Elvira, tengo un novio que es pescador, tiene su propia barca, el me satisface mucho y ahora cogere lo que me dieron los belgas y me ire para entregarme a el, y le dije que me alegraba, y fui feliz porque ella lo era y la abrace fuerte para que siempre me recordara con cariño. Cuando se hicieron los repartos, Eneka cogio sus yeguas, les puso una albarda a cada una, cargo las herramientas y se despidio de todos y tambien se despidio de los arboles y de las flores y me dijo, esto habra que celebrarlo.