
Después del repoblamiento a principios del siglo XVIII, la población se estableció alrededor de la antigua
capilla de sa Tanca Vella y se construyó un nuevo templo que a la vez servía de fortaleza para refugiarse. Fue inaugurada el 15 de mayo de 1726 y dedicado a
San Francisco Javier. En el entorno de la
iglesia se construyeron las primeras
casas que se denominaban Poble de
Formentera.
Cerca de San Francisco Javier, se encuentran los
molinos de harina de sa Miranda. Desde los molinos se tiene una amplia panorámica donde se suceden albuferas, brazos de tierra y
mar: l'estany des Peix, l'estany Pudent,
es Pujols, el
parque natural de ses Salines, es Trucadors.