No es igual ir a calas como esta en verano que en invierno. En verano, sobre todo si es festivo, rebosarían de gente y extender un toalla en la arena sería prácticamente imposible. Por contra, ahora la soledad es la nota característica, casi nadie se acerca al lugar, ni tan siquiera quienes tienen viviendas en las cercanías o los de los chiringuitos o restaurante próximos. La arena suele aparecer con algas y otros restos de arbustos y árboles que llevan los temporales, lo que las hace menos atractivas.